IV

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La alarma del celular comienza a sonar a las seis en punto de la mañana. Fernando estira su mano y tantea en la mesada de luz, en busca del artefacto. Cuando lo tiene abre sus ojos y deslizo la pantalla para finalizarla. Se estira fuera de la cama, y camina al cuarto de baño que tienen en su habitación. Levanta la perilla de la luz, y cierra sus ojos.

Su mujer se levanta con el sonido molesto de la ducha artificial. Tendría que pedirle que se vaya a duchar al baño que quedaba al final del pasillo, porque la lluvia artificial la levantaba y le costaba reconciliar el sueño. La mujer se puso la bata por sobre su pijama, y bostezó mientras se estiraba. Bajo las escaleras despacio y se metió a la cocina para prepararle el desayuno a su marido.

Fernando se ató la toalla a su cadera y se sonrió al espejo. Se cepillo los dientes y luego se dispuso a afeitar su barba. Se higienizo el rostro con agua caliente y luego se cambió. Verifico tener todo en su bolso de entrenamiento y desconecto su celular del cargador.

Olalla sonrió al sentir su abrazo y el beso que Fernando depositó en su mejilla. — Buenos días mi amor. — Sonrió amplio.

— Buenos días hermosa. — Respondió el sentándose en la isla. Olalla depositó frente a él su taza de café y le dedicó una sonrisa.

Él tomaba su café mientras ella le preparaba el pan tostado y un exprimido de naranja. Fernando apoyó el coso en la isla y luego reposó allí su rostro.

— Fernando. — Comentó ella.

— ¿Si cariño? — El levantó su mirada y le dedicó una gran sonrisa a su mujer.

— ¿Podrías tomar tu ducha matutina en el baño del final de pasillo? Tu ducha me levanta y me cuesta bastante reconciliar el sueño.

Fernando elevó una de sus cejas y observó a su mujer. Se encogió de hombros. — Sí, claro ¿Pero no me harás más estos desayunos? — Pregunto con una sonrisa mientras se llevaba la taza de café a su boca.

— No. — Respondió ella sinceramente. — Ya estas grande como para hacértelo vos. —

Fernando la observo. — ¿Estás haciéndome una broma? ¿no?

— No ¿Por qué lo dices? — Olalla lo observa

— Porque no trabajas. No haces nada mujer. Solo eres ama de casa y cuidas a los niños. Yo me voy a trabajar.

— Bueno, ya estas grande. Te puedes hacer el café vos solo. — Y con eso la mujer salió de la cocina, ante la fija mirada de su marido.

Fernando tomó la taza de café y tiro el contenido que quedaba y el del jugo de naranja. Dio una rápida lavada a la taza, el vaso y al plato en el que quedaban las migas y suspiro. Cerró el grifo del agua, y tomó su bolso. Chequeo la hora mientras caminaba rumbo a la salida, y cerró la puerta principal de un golpe.

Se subió a la camioneta, y dio marcha atrás mientras salía del garaje de la casa. Eran escasas las ganas de ir al entrenamiento. Aún seguía lesionado, y tenía que entrenar apartado de todos ¿Qué tan malo podía ser no ir esa mañana al entrenamiento?


Mary abrió sus ojos alarmada, cuando sintió que su celular comenzaba a sonar y a vibrar en la mesada de luz. Estiro su mano mientras se desperezaba y lo tomo con ambas manos. Lo dejo a un lado y hundió su rostro entre las almohadas. Que sueño que tenía, y sus compañeros de clase habían comenzado a hablar muy temprano por el grupo que tenían, y se maldijo por olvidarse de silenciarlo la noche anterior.

Volvió a esconderse bajo las sábanas para tratar de conciliar el sueño, pero le era imposible. Suspiro, y tomó su celular entre sus manos. Abrió google y tecleo el nombre del hombre que había conocido "Fernando Torres" se puso a leer interesada su biografía en Wikipedia, y luego busco algunos vídeos suyos en youtube para ver un poco de su juego, ya que no era una chica muy aficionada al fútbol. Se quedó maravillada con su forma de juego, y se quedó dormida con su celular en mano, unas cuantas horas después.



Fernando paseaba por las calles de Turín, luego de haberse desviado por la carretera. Llevaba puesto un buzo de Adidas con capucha, que ocultaba su rostro de los ojos curiosos. Observaba la ciudad, y se dejaba perder entre sus calles para disfrutar.

Al mediodía entró a un restaurante, y tomó asiento en una de las mesas más alejadas del lugar. Había visto un bonito edificio, el cual tenía unos cuantos de sus apartamentos en venta. Podría comprar uno de ellos como inversión, y además usarlo cuando sentía que debía de escapar de Milán. Estaba a tan solo una hora de Milán en coche, no era una mala idea.

Cuando le entregaron su copa del licuado, se quedó jugando con el sorbete ¿Por qué todo le estaba pasando a él? ¿Qué era lo que había hecho tan mal para terminar ahora así? ¿Por qué Olalla lo peleaba más de lo normal? No se daba cuenta que él en realidad lo que necesitaba era su apoyo y no que lo ataque..

Fernando suspiró y tomó el jugo lentamente, para luego morder el pan árabe de jamón y queso. No quería volver a Milán, no quería volver a discutir con su mujer por algo sin sentido, quería ser feliz, y quería sentirse bien, algo que hace unos cuantos meses ya no estaba sintiendo. Solo habían pasado unas semanas desde que había llegado a Italia, y ya quería irse ¿Cómo podría volver a Chelsea cuando lo habían echado como a un perro? ¿Lo aceptarían en el Liverpool nuevmente? ¿O qué si volviera al Atlético de Madrid? Muchas veces soñaba con regresar al club de sus amores.

You Found Me |Fernando Torres| |Finalizada| |En proceso de edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora