XVIII

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A la mañana siguiente, Fernando creyó que fue el día más feliz de su vida, cuando el celular sonó y del otro lado Cerezo estaba hablando. Lo estaban llamando para volver a Madrid, para volver a su club, y él no podría creerlo. Sus manos le habían temblado con mucha fuerza durante la charla, y la sonrisa no se había borrado ni en ningún momento de la charla. Ellos se encargarian de todos los trámites para que él pudiera volver. Cortó con una gran sonrisa y se marchó feliz a entrenar.

Y los días pasaron con tranquilidad, y Fernando comenzó a observar las cajas que habían a su alrededor. Cerró sus ojos y sonrió, volvería a su casa, después de tanto tiempo volvería al Atlético de Madrid, y no dejaba de estar feliz por ellos. Volvería al club que lo había llevado a ser quien era, donde creció y donde construyó su nombre.

Tomó su teléfono celular de la pequeña mesada y le conectó los auriculares. Se pusó un abrigo y salió de la casa dando un portazo. Olalla lo observó mientras seguía organizando las cosas para la vuelta a casa.

Fernando comenzó a correr con fuerza, mientras la música se hacía presente al máximo volumen, para no poder escuchar nada de lo que había a su alrededor.

Yeah, you can be the greatest,

you can be the best,

you can be the King Kong, banging on your chest.

You could beat the world,

You could beat the war,

You could talk to God

banging on his door.

You can throw your hands up,

you can be the crack,

you move mountains,

you can break rocks.

Él dobló en una esquina, y siguió corriendo mientras la nieve comenzaba a caer con más intensidad. Cerró sus ojos brevemente y siguió.

Volver a ser quien era. Necesitaba eso, volver a ser "El niño", no la sombra de aquella persona que estaba haciendo desde hacía ya algunos años. Frenó al sentir la intensidad de sus latidos rápidos y se tiró a la nieve mientras respiraba con profundidad.

You can be a master,

don't wait for luck.

Better get yourself

and you go by yourself.

Standing in the hall of fame

And the world's gonna know your name.

'Cause you found what you promised babe

And the world's gonna know your name,

And you'll be in the walls

of the hall of fame.

Buscar aquel equilibrio que en algún momento perdió, sin saber cómo o donde y tratar de ser su mejor versión posible. Respiro hondo, y recostó su cabeza en la nieve, y cerró sus ojos mientras sentía como los pequeños copos aterrizaron en su rostro.

You can go the distance

You can run the mile,

you can walk straight

throught hell with a smile

You can be the hero,

You can get the gold

Braking all the records

you thought that could be broke.

Si ya había pasado grandes tormentas ¿Cómo no iba a poder seguir? ¿Cómo iba a darse por vencido? La vida siempre le daba segundas posibilidades a las personas. Él sonríe, sí, una segunda oportunidad en el club de los amores. Había ansiado tanto este momento, quizás desde que había tomado el vuelo a Liverpool que había ansiado su regreso, y quien podría decirle que sería ocho años después. Quizás, si él hubiese vuelto después del Liverpool.... Quizás su vida en Chelsea nunca lo hubiese marcado.

Él se puso de pie y se limpió la ropa. Comenzó a correr nuevamente, agradeciendo que la capucha oculte su rostro y pueda pasar desapercibido por las personas que lo rodeaban.

Sonrió al llegar a aquel lugar en el que sabría que ella estaría. Su subconsciente lo había llevado allí. Abre la puerta de la librería, y sonríe al verla allí.

Mary estaba sentada en una mesa, que estaba al lado de la ventana. Sostenía un libro con su mano izquierda y con la otra escribía algo, y se encontraba muy concentrada en ello.

Fernando se acercó con sigilió y se sentó a su lado. Le quitó el libro y ella volteó. La mueca de la chica, paso inmediatamente a ser una sonrisa.

— Hey— Susurró Mary.

Él se acercó y beso su frente, para luego sentarse a su lado con una sonrisa.

— Sabía que estarías aquí.— Susurro él.

— Así es tarea del colegio, historia.— Murmuró ella. Fernando dejó el libro en la mesada y Mary sonrió.— Tengo algo para ti.—

Ella sonrió.—¿Así?— Fernando sonrió.

Mary rebuscó algo en su mochila y sonrió al encontrarlo. Tomó el sobre entre sus manos y se lo entrego. Ella tomó su botella de agua y le dió un sorbo.

Él tomó el sobre entre sus manos y lo observó.

"Ceremonia de entrega de diplomas. Cuatro de enero de 2015."

Cuatro de enero del dos mil quince, se repetía en su mente.

Fernando la observó, y ella sonreía amplio, con ilusión. —Espero verte allí.— Susurró ella.— He comprado un vestido hermoso ¿Sabes? Esta de lujo.—

Él la observó, sin palabras, con la culpa en sus ojos. Porque él para esa fecha, solo sería un recuerdo en Milán y no podía decirle nada.   

You Found Me |Fernando Torres| |Finalizada| |En proceso de edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora