You Found Me |Fernando Torres| |Finalizada| |En proceso de edición|

Epílogo

Llovia aquella tarde en Milán, las nubes se encontraban cubriendo el cielo gris, y algunos truenos se vislumbraban en la ciudad.

Fernando caminaba sin rumbo alguno, como le había pasado hacia tan solo diez años atrás, esa misma noche en la que la había conocido. Sin darse cuenta, pronto comienza a caminar al muelle donde la había conocido. Sus pasos eran apresurados sin entender porque, y por dentro rogaba que ella estuviese allí ¿Qué habría sido de Mary

Diez años antes

— Mary, nunca quise dejarte. —

La voz de Fernando se oía desesperada mientras corría por el Calderón buscándola, mientras que ella estaba acurrucada detrás de una columna, llorando y aferrándose a sus piernas, mientras rogaba que él no la encontrara y que pronto la dejará de buscar.

Fernando no se había olvidado de ella, y eso en cierta medida la reconfortaba, pero su corazón aún dolía después del abandono que él había hecho en su vida. Había desaparecido sin más, y sentía que aún no estaba lista para verlo. Como verlo, si aún seguía enamorada de él.

Mary se asomo lentamente por la columna y al ver como se perdía entre la gente salió corriendo desesperada en dirección contraría. Su amiga comenzó a correr detrás de ella mientras le pedía que frenara, pero Mary simplemente quería huir.

Fernando se metió en el vestuario cuando este estaba totalmente vació y golpeo con fuerza uno de los casilleros, mientras que gritaba y las lágrimas corrían por sus mejillas. Mary estaba allí, en el mismo lugar que ella, y sin embargo nuevamente sus caminos se habían separado, y no había logrado retenerla.

— Inútil, inútil— Se gritaba mientras se metía en la ducha y dejaba correr el agua, para luego meterse y dejarse caer. Fernando se había abrazado a sus piernas y lloraba como un pequeño perdido.

Fernando se detuvo en el inicio del muelle y pestañeo. Allí sentada en las barandas, meciendo sus piernas sin ningún tipo de problema se encontraba Mary. El corazón del fuenlabreño empezó a latir con fuerza al poder asegurar que era ella quien estaba allí, y sin dudarlo comenzó a acercarse a ella.

— Mary. —

Aquella voz hizo que la ahora ya adulta mujer levantara la mirada, y que su corazón comenzara a latir con fuerza.

— Fernando— El nombre de él se deslizo como un suave susurro, incrédula de verlo allí frente a ella, luego de tantos años.

Fernando no había cambiado mucho, para sus casi cincuenta años, sus pecas aún seguían surcando su rostro, sus labios seguían siendo igual de pequeños y nuevamente sufrían de una pequeña cortadura en la mitad, y su cabello ahora se encontraba nuevamente de su color natural y un poco más largo de lo común.

— El mismo, Mary....—Él pronuncio su nombre con lentitud, como si disfrutara de poder decirlo después de tantos años, como si se hubiese olvidado hasta como se pronunciaba.

Si los cálculos no le fallaban a Fernando, la joven frente a él tenía unos treinta años, y había cambiado de la última vez en la que la había visto en el buffet del Calderón.

Su cabello seguía igual de rubio, pero ahora en vez de tenerlo por lo hombros, lo tenía largo y con unas suaves ondas llegando por debajo de su busto, la sonrisa seguía siendo la misma de siempre, y ahora llevaba lentes cuadrados en su rostro. Su cuerpo no había cambiado mucho, seguía teniendo aquellas curvas que tanto le habían fascinado cuando la había visto desnuda por primera vez, pero ahora se encontraban bajo un bonito pantalón negro y una camisa blanca.