Fernando sale del pequeño baño del avión, y sonríe al ver cómo su pequeño duerme abrazado a su madre. Él se acerca a ellos y les pone la manta. Le besa la frente a su pequeño, y se aleja. Se sienta nuevamente al lado de Nora y toma la mano de su pequeña hija.
— Mi pequeña. —Susurra él acariciando su frente. Sin saber porque las lágrimas se deslizan entre sus mejillas. —Espero que nunca un hombre te dañe tanto como yo estoy dañando a Mary. —Susurra y cierra sus ojos con fuerza mientras la aferra a su pecho
Le acaricia el cabello y observa el cielo. El avión aterriza y él respira hondo. Ya estaba en su Madrid, el lugar que amaba con todo su corazón.
Leo se despierta y Olalla le arregla el cabello, mientras Fernando arregla los cordones de las zapatillas de su pequeña. Esta se abraza a él mientras bajan del avión. Allí Olalla decide salir por otra puerta, para que los periodistas no los ataquen y se concentren en Fernando. Él toma la mochila que llevaba consigo, besa a su mujer y a sus pequeños, y luego estos se van con ella. Él sale con algunos guardias de seguridad a encontrarse con los periodistas, y fanáticos que estaban allí, esperándolo a él.
No puede evitar sonreír con alegría, Dios Santo, todos ellos estaban allí por él, para volver a recibirlo a su casa. Se acerca a los fanáticos, algunos les toman fotografías, algunos toman sus manos, y firma algunas fotografías. Él les sonríe agradecido mientras escucha el "Fernando Torres Lololo". Que reconfortante era escucharlo.
Una periodista de As se acerca a él, al igual que más periodistas. — Bueno, primero contento, alegre me supongo. Muy contento debes de estar.—
—Si bueno ya ves. Emocionado, feliz de volver a casa. — Responde con una sonrisa.— Y deseando empezar.
— ¿Qué tienes que decirles a los atléticos? — Pregunta otro de los periodistas
— Siempre he tenido muy poco que decirle. Ellos me lo han dicho todo. El cariño que me dan dado siempre ha sido desproporcionado en función en función de lo que yo he podido darle al club. — Dice él. — Así que agradecido como siempre he estado.—
Él sigue con la entrevista sonriendo. Algo tímido ya que no le gustaban todas estas cosas a él. — Deseando que sea el día cinco para ya ser nuevamente del Madrid. —
No le gusta conversar, y tampoco en ese momento tiene tantas ganas de hacerlo. No había podido descansar en el viaje, y ahora iba en directo al entrenamiento. Quería estar renovado.
Las cámaras lo siguen hasta las afueras del aeropuerto y él agradece. Suspira y se mete en el asiento trasero de la camioneta. Allí, deja su mochila a un lado, y acomoda el suéter que lleva puesto. Luego revuelve un poco su cabello, y observa todo el paisaje de Madrid que hace tiempo ya no vivía.
Sus ojos se cierran de inmediato, y apoya sus codos en sus rodillas ¿Qué sería de Mary? ¿Sabría ya que él se había ido de España? ¿Lo odiaría?
Sus pensamientos acaban cuando llega al Calderón. Se baja y suspira observando su primer hogar. Cierra sus ojos, que placentero era volver, volver a donde pertenecía. Entra, y todos lo hacen sentir cómodos. El cuatro era su presentación, y luego debutaría jugando en el Calderón contra el Real Madrid, sus eternos rivales.
Estar en el Calderón ese cuatro de enero, fue lo que Fernando venía soñando hace días. Estar en el centro del campo de juego, mientras todos lo aplaudían había hecho que las lágrimas se queden en sus ojos picando, mientras sonríe y observaba todo.
Observó a su familia, a Nora y Leo aplaudiendo con alegría y luego observó a Olalla. Ella tenía una gran sonrisa en su rostro, y él desvió su mirada. Cuanto daría que el puesto de su mujer sea ocupado por Mary, la sonrisa de la joven italiana alentándolo, y luego abrazándolo con cariño. Se había enamorado, y había caído en la cuenta de ello mucho tiempo después.
Fernando observó cómo llovía, mientras se encontraba sentado en las pequeñas escaleras de la entrada principal de su hogar. Las lágrimas caían por su rostro, y luego ocultó su rostro detrás de sus manos. Sentía un dolor que llegaba de su pecho a lo más profundo de su ser.
Llevaba días en España, y ya quería volverse a Italia y encontrarla. — ¡Lo siento tanto Mery!— Susurro mientras un rayo iluminaba la ciudad. —Siento tanto haberme ido y no haberme despedido de ti. —Las lágrimas corren por su mejilla.
— Fernando. — La voz de Antoine hizo que levantase su mirada. —¿Puedo saber por qué estas así de triste? —
El francés tomó asiento al lado de Fernando en el suelo y lo observó. — En Italia conocí a alguien, que me hizo sentir enamorado como cuando era un pequeño. Mary, su nombre era Mary, me hizo tan feliz Antoine. Odiaba Milán hasta que la encontré... Y no sabes cuánto la estoy extrañando. — Las lágrimas ya se deslizaban por su rostro. —Y no tuve el coraje de despedirme de ella, de decirle adiós o decirle cuanto la amaba. —
Antoine suspiro y le acarició el brazo, y Fernando se lo agradeció con una sonrisa, y luego se pusieron de pie y salieron a dar todo lo mejor.
Fernando, esa noche hizo una espectacular presentación. Dos goles a su máximo rival, a todos aquellos que habían dicho que era un paquete ¡Los había eliminado de la Copa del Rey!
<<Tomen, para ustedes>>Pensó él mientras celebraba el segundo gol con sus amigos.
Mary estaba en su cama viendo el partido. Estaba abrazada a su oso de peluche y las lágrimas se deslizaban sin control alguno.— ¡Gol!— Grito feliz por segunda vez y su corazón se rompió nuevamente al verlo allí tan lejos de ella.
Él cerró sus ojos mientras besaba la boca de su mujer. Olalla rodeo su cuello con sus manos y él se mueve con ganas, y con dureza. Gime en el cuello de su mujer, y luego de tensarse y acabar, se deja caer a un lado.
Fernando abrazó a su almohada y Mery a la suya y ambos miraron a la nada, pensando en el otro.
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You Found Me |Fernando Torres| |Finalizada| |En proceso de edición|
FanfictionFernando "el niño" Torres, había dejado muy atrás el gran jugador que en algún momento solía ser. Había perdido aquel brillo característico que siempre lo había rodeado y el Chelsea se deshizo de él, y lo envió al Ac Milán, donde las malas lenguas c...