IX

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Dos semanas habían trascurrido desde el último encuentro de Mary y Fernando. Dos semanas en la que no se habían dejado de ver en ninguno de los días de la semana. Se encontraban todas las medianoches en su lugar de encuentro, aquel puente que era de ellos.


Fernando espera que las pastillas para dormir de su mujer hagan efecto. Se pone de pie al verla roncar y se vuelve a cambiar. Se pone un jogging color negro, una musculosa y un buzo. Toma las zapatillas entre sus manos, y baja las escaleras lentamente. Se pone las zapatillas al salir de la casa y corre a su camioneta.

La estaciona a la camioneta unos minutos después y corre al puente. Se sienta sobre las barandas y espera. Levanta su mirada, y observa maravillado la estrellada noche y a la luna, que brillaba con intensidad.

Mary se baja de su bicicleta y sonríe al verlo de espaldas a ella. Camina con ritmo y se acomoda el sweater ya que era una noche fresca. Se frena detrás de él y lo abraza por detrás, apoyando su rostro en su espalda y cerrando sus ojos. Fernando tenía una sonrisa en su rostro, busca sus manos y las entrelaza.

— Hola nena. — Susurra él

— Hola Nando. —

Él sonríe y voltea completamente. Se acerca a ella y deposita en su boca un suave beso, un simple roce de labios, pero que se encontraba cargado de sensaciones y emociones para ambos.

Mary toma su mano y lo ayuda a bajar. Fernando la rodea y la encamina a la camioneta. Le abre la puerta del copiloto y besa su sien. Luego toma su bicicleta y la guarda en el baúl.

Fernando se sienta segundos después a su lado y enciende el motor. Pone el vehículo en marcha y ambos sonríen.

Mary sonríe, seguramente irían a aquella confitería que estaba las veinticuatro horas abiertas, en la que Mary amaba comer aquellas papas fritas con queso cheddar, mientras que Fernando le contaba sobre algún momento de su carrera. Siempre hablaba del Liverpool y del que ella había aprendido que era el club de su vida, el Atletico de Madrid. Fernando evitaba hablar del Chelsea y de su club actual y ella lo respetaba.

Fernando toma el GPS y marca una dirección y lo apoya en el tablero. Mery lo mira, pero prefiere no decir nada.

— ¿Confías en mí? — Pregunta él

La pregunta la toma por sorpresa, pero ella asiente con la cabeza lentamente. — Si, claro que confió en ti.

Fernando sonríe y toma su mano. Mary la apoya en su rodilla y desvía su mirada a la noche de Milán. Él manejaba en silencio, mientras que ella buscaba la estación para dejar el estéreo. Mary se acurruca luego en el vehículo y observaba la noche estrellada. Un rato después él se detuvo en una gasolinera. Se bajó de un salto y entró a la pequeña dependencia mientras una mujer le ponía la nafta al vehículo.

Él se entretuvo caminando por los estantes repletos de comida chatarra unos cuantos minutos, mientras que elegía que comprar. Tomó unos cuantos paquetes de galletitas dulces, unos paquetes de papas fritas, unas cajas de jugo de naranja y se dirigió a la caja, mientras se bajaba más la capucha hacía su rostro. Allí compró unas cajas de chicles y de caramelos ácidos. Pago por sus compras y por la carga, y luego salió silbando.

— Traje comida. — Le dice mostrando las dos bolsas que hay en su mano.

— ¿Me estas secuestrando? — Susurra ella, y sonríe brevemente.

— Algo así. — Ríe él mientras pone la camioneta en marcha.

Mary soltó una suave risa, mientras buscaba la mano de Fernando y la entrelazaba con la suya. A ambos le gustaba ese tipo de contacto suave.

You Found Me |Fernando Torres| |Finalizada| |En proceso de edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora