Thoma, el traidor

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"¿Y qué se supone que hagas cuando llegues a Ritou?"

"..."

"Veo que aún no lo tienes claro degozaru."

"..."

Ambos espadachines seguían caminando por las costas de Narukami hasta Ritou, donde se originaría el ataque de falsa bandera a Narukami.

Una vez se sinceraron, tanto Sangonomiya como Beidou y Ayaka llegaron a descubrir, al menos parcialmente, el entramado del jefe del clan Yashiro.

Beidou junto con gran parte de los Fatui en la isla iban a organizar un ataque en Ritou para rescatar a Signora, encarcelada por Ayato y posiblemente el Triunvirato.

Beidou tendría la posibilidad de escapar, pero con la Shogun detrás observando el bombardeo de Ritou, era muy posible que no se quede de manos cruzadas. Esta información le fue omitida a Beidou.

"Entonces que se joda."

Exclamó Beidou en su momento.

Decidieron esperar en el sur a una distancia segura sin atreverse a participar del conflicto. Cuando el ataque de los Fatui comenzaran, se libraría una gran batalla y se procedería con la ejecución de Signora. Era vital que ambas personas no se encontrasen.

De esta manera, junto con el Triunvirato títere y los testigos convencerían a la Shogun de una invasión Fatui. Es ahí donde el plan se complicaría, y tanto Kamisato Ayato como el viajero arriesgarían su vida. Fue entonces que Ayaka decidió acompañar a Kazuha. ¿Cómo resolvería la situación? No tenía ni idea, ella no era una gran estratega, pero tenía que estar ahí.

Quizás algo pasaría, quizás algo se le ocurriría, quizás su sola presencia pueda disuadirlos.

"Muy posiblemente tengamos que enfrentarnos a la Shogun."

"Estoy preparada para lo que venga. No me importa."

Kazuha, por otro lado, solo quería venganza.

No, sería mentirse, no era solo eso.

Más bien, la venganza era una excusa. Quería pensar, creer, que el sacrificio de su amigo no fue en vano. Y que el éxito del plan de Ayato sería el suyo.

Es por eso que él tampoco tenía idea de qué hacer, pero a diferencia de Ayaka, no quería pensar en un plan. Prestar su espada y su fuerza era más que suficiente.

En estas circunstancia, seguía caminando mientras poco a poco el amanecer se acercaba.

No veían el sol, pues este aparecía al otro lado de la isla, pero sí cómo la oscuridad iba desvaneciéndose poco a poco.

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Los preparativos se aceleraban lo más que se podían. 

La Shogun estaría llegando una horas antes de los esperado, pero estaban dentro de los cálculos de Kamisato Ayato. Un estrado destinado a la ejecución de Signora estaba siendo preparado, así mismo como una suerte de Tribunal popular con la cual se la juzgaría. El veredicto ya estaba decidido, pero necesitaban una formalidad para validar su discurso.

Visto desde afuera, parecía una acción cruel sobre la acusada. Una cacería de brujas, pero tanto Ayato como el viajero lo veían como una herramienta para sus propósitos.

Habían mandado a uno de los Fatuis a informar a todos sus soldados en Narukami a atacar Ritou a la primeras horas de la mañana y salvar a Signora, como una de sus ordenes. La verdad era que Signora había sido dormida desde hace mucho y el soldado iba amenazado a contarles la orden a cambio de salvar su vida. Ella iba a estar despierta solo momentos antes de comenzar el juicio.

La Grulla Enamorada | Una historia de amor sobre Kamisato AyakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora