"¡Deténgase en este momento!"
Ayaka y Kazuha levantaron sus espadas contra un solitario Fatui que se dirigía raudamente en su dirección. El soldado, en su desesperación, no los vio venir y pensó que eran dos pobladores comunes y corrientes de Inazuma.
No tenía por qué preocuparse. En teoría, había un estado de emergencia y todos los soldados estaban centralizados en las dos ciudades de la isla principal. Por desgracia, para ese momento se había encontrado con dos de los espadachines más talentosos de Inazuma.
Intentó sacárselos de encima, pero fue derrotado en un abrir y cerrar de ojos.
"...Ugh..."
"Sigamos nuestro camino, Kazuha."
"Espera un momento, Ayaka. Hay algo raro..."
"¿A qué te refieres...?"
"... Estaba solo"
"Sí, era un soldado solo. No sé qué tiene de extraordinario. Acabamos con él y seguimos nuestro camino. Si no nos apuramos, puede que mi hermano haya comenzado su plan."
"¿Pero no es extraño? Los soldados Fatui siempre andan en grupos. Los únicos que combaten en solitario son los extremadamente fuertes, como los Heraldos. Este es un soldados común y corriente..."
"Ciertamente, es extraño, pero entonces..."
Kazuha se acerca al soldado malherido en el suelo y lo acuesta contra una de las tantas piedras que están en la playa.
Antes de que Kazuha comience el interrogatorio, el soldado habla:
"Signora.... está en peligro..."
El soldados detalló la misión que tenía y quién había dado la orden.
"Kazuha, por favor..."
"Entiendo, Ayaka, no me tardaré"
Ambos partieron en direcciones opuestas. Ayaka en solitario y Kazuha con el Fatui cargado en su espalda.
___________________________
El juicio prosiguió como estaba pauteado.
Se presentaron testigos, testimonios, hubo una defensa y un fiscal.
Obviamente, todo estaba orquestado.
La verdad es que Signora sí estaba planeando una revolución, pero aquella orden había sido revocada después de conseguir lo que habían venido a buscar: la Gnosis.
Entonces, ¿por qué Signora seguía aquí?
No hablamos directamente con ella para saber la razón de su visita, pero tanto para Ayato como para mí la razón era bastante simple: Arrogancia.
Pensó que al estar protegida por los Fatui, poseer un cargo diplomático de Snezhnaya y tener una extraordinaria fuerza, seguir unos días más en Inazuma para pavonearse de su poder frente a la Shogun era algo que no podía dejar pasar.
Con la misma arrogancia con la que atacó a Venti desprevenido y engañó a Tartaglia para atacar Liyue, quiso realizar un último gran acto en la isla.
Sin embargo, esta vez no se salió con la suya.
Humillada, Signora no ha intentado si quiera una sola vez salir de su pequeña carceleta. Está ahí, sentada en el piso mirando al suelo. Como si toda esperanza para ella se hubiese desvanecido. No llora, tampoco grita, ni dice alguna palabra. Vacía, solo eso.
La traición de Yae Miko fue, quizás, el último clavo de su ataúd.
Pensó tener todo planeado, pero nuestro plan terminó arrastrándola hacia un triste final.
ESTÁS LEYENDO
La Grulla Enamorada | Una historia de amor sobre Kamisato Ayaka
Romance¿Qué pasaría si el protagonista correspondiera a los sentimientos de Kamisato Ayaka? Bajo la luz de la luna, el viajero veía como Kamisato Ayaka se iba alejando en dirección a su residencia. Una figura dibujada por la luminosidad del bosque Chinju...