La Grulla Enamorada | Una historia de amor sobre Kamisato Ayaka

Estrategia de Guerra I

Oscuridad

Es lo único que siento

Sé que no se puede sentir la oscuridad, pero de otra manera no podría explicarlo... ¿Será que morí? Bueno, fue una buena vida ¿No?

...

Por supuesto que no

Fallé en encontrar a mi hermana y no pude volver a ver a Ayaka

Todo salió de acuerdo al plan de esa malvada diosa, que hace años nos separó.

Finalmente morí de una manera bastante ridícula, que no podría explicarlo.

¿Quién era ese misterioso guerrero? ¿Por qué me atacó?

Realmente es frustrante no poder encontrar la explicación, pero ahora es bastante inútil pensar en eso. Me quedarán pocos segundos hasta que mi conciencia desvanezca y deje de existir.

Debería pensar en el tiempo con mi hermana, los mundos que visitamos, las hermosas experiencias que nos llevamos, los amigos que hicimos en el camino. Teyvat, esa tierra con vastos países y deliciosa comida. El lugar donde conocí el amor.

Ayaka, no me olvides...

Recordaré tu figura, tu personalidad, tu belleza, tus palabras... ¿Cuáles fueron las últimas que me dirigiste?

Trato de recordar su angelical voz, la frágil y deslumbrante como el cristal. Qué me dijo...

...

...

...

Esas última palabras que escuché

No se parecían a...

Cuando hago ese esfuerzo mental, mi mente se despierta.

Estoy soñando.

Cuando me doy cuenta de eso, mi cuerpo abre mis ojos con dificultad, como si fuese un acto reflejo.

Estoy en una habitación amplia de madera. Todo está oscuro, pero el lugar está alumbrado por unas velas tenues repartidas en cada esquina de la habitación, sobre unos candelabros bastante simplones. 

Estoy acostado en un futón, tan populares en Inazuma, cubierto por una gruesa manta. La habitación solo tiene un mueble para guardar ropa y una mesa pequeña con una silla cerca a la ventana.

Miro hacia ella y ya es de noche.

¿Cuánto habré dormido?

Me siento muy adormitado, casi mareado. Trato de levantarme con dificultad pero apenas puedo sentarme en el futón.

No morí, solo fui prácticamente noqueado.

Entonces, ¿Tuvo piedad?

No, espera, eso no era lo que estaba pensando. Era otra cosa.

Dios, me siento muy mal.

Entonces, alguien llama a la puerta.

"Voy a entrar"

"... pasa"

Digo esto con una voz bastante débil.

La persona que entra era Sangonomiya Kokomi

"Veo que despertaste. Fue un golpe bastante duro y nos preocupamos mucho. Que bueno que ya estés bien"

"oh... perdón por las molestias, pero ya me siento mejor"

Acto seguido intento levantarme, pero Kokomi me lo impide.

"shu shu... no debes pararte, estuviste inconciente casi todo el día. Deberías descansar el resto de la noche"