— ¡Una vez más señoritas!
"Alabado sea el Santísimo
Sacramento del altar
Y la virgen concebida sin pecado original
Y la virgen concebida sin pecado original
El manjar regalado de este suelo terrenal
Es Jesús sacramentado, Dios eterno e inmortal
Es Jesús sacramentado, Dios eterno e inmortal"
Las jóvenes estudiantes que formaban parte del coro cantaban al unísono una de las canciones que presentarían para el siguiente domingo en la iglesia, pero su cantico tuvo que esperar ya que ahora tocaban a la puerta.
— Un momento chicas. —la hermana hizo que las jóvenes se mantuvieran en silencio en cuanto entró la otra hermana que se encargaba del taller de confección— adelante.
— Buenos días hermana Elizabeth. Disculpe tener que interrumpirla pero la madre superiora la llama a su oficina, dice que es importante.
— Buenos días para usted también hermana Rosa, gracias por informarme. Chicas eso es todo por hoy, mañana ensayaremos con más empeño. No olviden que este domingo es nuestra presentación, así que, si pueden practicar en casa sería de mucha ayuda.
Enid salió del auditorio junto a otras chicas, sus amigas no habían llegado temprano, por lo que, tenían una falta con respecto a sus clases en el coro. La excusa de ambas era la misma de siempre.
"Lo siento, tenemos el sueño pesado y vivimos lejos"
Para la rubia esa era una excusa muy tonta, entendía que ni Yoko ni Divina eran tan pegadas al canto.
Por su parte, ella amaba el coro, sentía que era su zona de confort aunque se sentía sola, ni siquiera estaba Wednesday para hacerle compañía. Pues al ser nueva, no era conveniente para la hermana Elizabeth que alguien se integrará a su grupo de coristas en poco tiempo.
Aparte que ya habían tenido un problema con una alumna que termino saliéndose del coro por problemas personales, arruinando todo lo avanzado y que a última hora cambiarán de canción.
De todas formas Enid sabía que a la pelinegra le desagradaba tan solo imaginar estar rodeada de puras adolescentes cantando alabanzas aunque para ella era grosero el no querer dedicarle canciones a Dios, su madre estaría decepcionada.
Alzó la mirada al ver como Yoko y Divina se encontraban sentadas en una banquita, conversando como siempre.
— No puedo creerlo, de verdad se nota su desinterés. —dijo la rubia cruzándose de brazos manteniendo una mirada seria.
— Buenos días para ti también Enid. —Yoko quería bromear con su compañera pero al sentir esa mirada decidió no hacerlo— ay por favor, sabes que no somos fanáticas del coro.
— Aún así tenían que ensayar con las demás, los días pasan rápido y pronto será domingo, no nos queda mucho tiempo.
— Tranquila Enid, todo saldrá bien, ya verás que si. —exclamó Divina con una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Sin pecado concebida - wenclair
DiversosLa vida religiosa de la hija mayor de los Sinclair empezará a destruirse poco a poco cuando conozca a una chica por accidente. Advertencia: contenido G!P