"He pecado y ahora soy la decepción de mi familia.
"He pecado y estoy segura que no obtendré el perdón de Dios"
"He pecado por culpa de una mujer... Tal cual como esa historia de Adán y Eva, comiendo del fruto prohibido"
Aquel momento que ambas chicas disfrutaban no duraría por mucho tiempo.
Wednesday sintió como ahora su mejilla ardía de dolor provocado por la fuerte cachetada que había recibido por parte de la rubia.
Enid que intentaba mantener una compostura firme, solo veía a Wednesday con horror y con asco.
— ¡¿Por qué hiciste eso?! ¡¿Que pasaba por tu cabeza?! ¡¿Quién rayos te crees?!
La pelinegra sentía esa mirada llena de odio que se clavaba en ella. Quería articular alguna respuesta pero simplemente las palabras no salían.
No había pensado en ninguno momento en besarla, solo sucedió pero ahora tenía que asumir las consecuencias de sus actos.
— Lo siento...
Era una respuesta que para Enid se sentía vacía. No se quedaría más tiempo con ella, por lo que decidió irse, dejando sola a una Wednesday que ahora se arrepentía de actuar tan impulsivamente, peor con aquella chica tan prejuiciosa con mentalidad a la antigua.
La rubia había dejado a su compañera en dicha iglesia que para su suerte, aún se encontraba vacía. Intentaba acelerar el paso ya que tenía miedo de que Wednesday la alcanzará, tal vez queriendo conversar sobre lo sucedido.
Pero Enid no tenía cabeza para eso, quería pensar que todo era parte de su sucia y retorcida imaginación. Porque no podía negar que aquella vez en la que conoció por primera vez a Wednesday, extrañamente, había tenido ese sueño "húmedo" con una mujer.
¿Por qué tenía que ser una mujer? ¿Que pasaba por su cabeza? Lo suyo era una aberración y estaba segura que Dios no lo aprobaba.
No quería entrar a su salón, sabía que sentiría las miradas de todos sus compañeras y sobretodo, de la madre Thornhill que le haría preguntas sobre su ausencia en clases.
— "Estas enferma..." —pensó la rubia mientras se miraba al espejo, con la yema de sus dedos acariciaba lentamente sus labios recordando como hace segundos había sentido que perdía la razón al momento de besar a aquella chica pálida que no parecía ser para nada cobarde.
Se aseguró de que nadie más se encontrará en el sanitario, necesitaba estar sola, necesitaba pensar con claridad, necesitaba ir a casa o tal vez la autoflagelación ayudaría.
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-Thornhill escribía en el pizarrón mientras sus alumnas se dedicaban anotar todo lo escrito de la clase del día.
En ese momento alguien tocó a la puerta llamando la atención de la profesora quien se acercó para ver de quien se trataba.
— Buenos días madre Thornhill, siento mucho llegar tarde...
Yoko y Divina reconocieron al instante esa voz, levantándose de sus asientos para intentar ver lo que pasaba con su compañera.
— Buenos días alumna Sinclair. —la madre Thornhill notó extraña a su alumna— ¿Estás bien? ¿Te estoy notando muy pálida?
— Disculpe por no estar en su clase, sucede que empecé a sentir un fuerte dolor en el estómago y tuve que ausentarme. —la rubia se sintió peor al mentirle a su profesora, pero, no sonaría tan creíble el decir que le dolía la cabeza y que por eso se había ausentado prácticamente hora y media. Mentirle era la única opción aunque eso también estuviera condenado.
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Sin pecado concebida - wenclair
De TodoLa vida religiosa de la hija mayor de los Sinclair empezará a destruirse poco a poco cuando conozca a una chica por accidente. Advertencia: contenido G!P