Capítulo 18

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La rubia apenas logró alejarse lo suficiente del huerto antes de caer de rodillas, vomitando en el suelo. Aquella escena grotesca se reproducía constantemente en su mente lo que causaba en ella una sensación de miedo y asco a la par.

Trató de levantarse cuando escuchó pasos aproximarse hacía donde se encontraba pero aún seguía en shock siendo finalmente hallada por la madre Thornhill quien al verla en ese estado no dudó en ayudarla.

— ¡¿Qué pasó?! —preguntó la mujer quien con mucho cuidado la ayudó a levantarse, su mirada era una llena de preocupación.

— Lo siento madre Thornhill, siento que... me encontrará en esta situación  —Enid ni siquiera podía mirarla directamente a los ojos, estaba avergonzada.

— Por favor, dime que fue lo que paso, tenme confianza para contarme.

— No fue nada madre... al parecer me cayó mal algo que comí en el receso.

Para Thornhill no era nada creíble la respuesta de su alumna, su lenguaje corporal le decía que efectivamente estaba mintiendo pero para Enid era el único recurso que tenía a la mano, estaba segura que ella no le creería lo que había visto en el huerto e incluso podría tacharla de loca, por lo que, no se arriesgaría.

— Señorita Sinclair, créame que no es mi intención incomodarla. Yo, se que usted es una jovencita y aunque está sea una escuela católica, eso no quiere decir que sea escéptica con respecto a que está pasando por esa etapa de la adolescencia. —dijo Thornhill con una voz y una mirada que transmitía tanta paz— puede confiar en mi, no voy a juzgarla.

Enid trató de sonreír pero le fue imposible dar una respuesta  cuando sintió un dolor agudo en ambas rodillas lo que hizo que bajará su vista, alzando un poco su falda para solo comprobar que se había raspado.

— Vamos, te llevaré a la enfermería para limpiar esa herida.

— No se preocupe, yo estaré bi-

Pero Thornhill se rehusó a escuchar a la jovencita y a regañadientes terminó llevándosela al tópico que era precisamente un pequeño cuarto que utilizaban para cuando alguna alumna se enfermara o sufriera un accidente.

Mientras tanto Wednesday empezó a preocuparse al ver que Enid no regresaba y en cuanto salió del taller para buscarla alcanzó a verla pero está vez se encontraba con la madre Thornhill quien parecía guiarla algún otro lugar que no era el taller.

Por lo que decidió seguirlas confundida de lo que estaba pasando pero seguramente Enid tenía alguna explicación para ello.

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Enid trató de mantenerse quieta mientras que la madre Thornhill procedía a limpiar con un paño húmedo la sangre y la suciedad de las rodillas de la joven.

— Bien, ahora el siguiente paso. —la mujer se alejó unos minutos buscando entre los estantes una pequeña botella de alcohol para desinfectar la herida— voy a pedir que no te muevas, esto puede arder un poco.

La rubia apretó los dientes, sintiendo el ardor del desinfectante. Cerró los ojos tratando de pensar en cualquier otra cosa para desvanecer el dolor hasta que sintió una extraña ráfaga de viento entrar por una de las ventanas avisando de cierta forma la presencia de alguien más.

— Tu amiga vino a verte. —exclamó la madre Thornhill esbozando una sonrisa— volveré en unos minutos, ¿de acuerdo? La madre superiora parece que necesita de mi ayuda.

La mujer salió del cuarto dejando a Wednesday como encargada de cuidar a la rubia que trató de sonreír al verla.

— ¿Me dirás que pasó? —Wednesday se acercó para revisar sus rodillas mostrando de cierta forma preocupación por su compañera.

Sin pecado concebida - wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora