— ¡Niñas, es hora de levantarse!
En una habitación oscura, iluminada solo por los primeros rayos del sol se filtran a través de las pesadas cortinas, Enid comienza a despertar. A su lado, Wednesday aún duerme, su rostro sereno y sin la sombra de la expresión fría que lleva durante el día le causa cierta ternura.
Enid, aún envuelta en su pijama de colores brillantes, se estiró suavemente, tratando de no hacer ruido para no despertar a su compañera, de repente escucho los gritos de su madre que provienen de la cocina.
— ¡Levántense ya, no quiero que lleguen tarde a clases!
La rubia esta vez se levanto de su cama para ir en busca de su uniforme, sin antes observar nuevamente a Wednesday encontrando una cierta paz al verla tan tranquila.
Por un momento, dudo si acercarse, pero la tentación de sentir la calidez de Wednesday junto a ella era demasiado fuerte. Con cuidado, se deslizo más cerca, rodeando con un brazo la cintura de Wednesday y apoyando su cabeza en el hombro de ella.
De pronto, la alarma de su celular se escucho por toda la habitación, ocasionando que la rubia termine por apartarse bruscamente de Wednesday quien entre sueños, pudo sentir su presencia.
— Buenos días Wednesday. — susurró Enid con una sonrisa en el rostro, tratando de ocultar su nerviosismo.
La joven, aún con la voz rasposa por el sueño aclara su garganta para esta vez dirigirse a su compañera.
— Buenos días, Enid. —se quedó en silencio por un momento, observando el pijama que aún llevaba puesto— ¿Qué hora es?
— Son las-
— ¡Si no bajan ahora mismo iré por ustedes!
La voz de su madre la alerto y ese mensaje era una amenaza, por lo que, sin importarle la presencia de Wednesday empezó a quitarse rápidamente el pijama sintiendo su mirada clavarse en ella, ocasionando un leve sonrojo en sus mejillas.
— ¿Qué haces allí mirándome? ¡Muévete de una vez que llegaremos tarde! —exclamó Enid con tono autoritario logrando que Wednesday se levantara de la cama para tomar su uniforme y vestirse.
Una vez que ambas terminaron de cambiarse bajaron rápidamente de las escaleras tratando de no tropezar con algún escalón.
— Ya era hora que bajaran.
— Buenos días madre.
— Buenos días señora Sinclair y señor Sinclair, lamento la tardanza.
Con esa última frase, Wednesday se sentó en una silla que se encontraba al frente de aquel hombre que no quitaba la vista de su biblia.
Mientras que Enid ayudaba a su madre en la cocina preparando sándwiches para el desayuno.
— ¿Se quedaron acaso despiertas durante toda la madrugada? —preguntó Esther esparciendo la mermelada en el pan.
— La alarma de mi celular no sirve. —era una respuesta pero no la que esperaba su madre, se distrajo colocando los sándwiches de mermelada en una bandeja.
La rubia se acercó a la mesa, dejando en el centro la bandeja y sentándose a lado de Wednesday pero como era ya costumbre, antes de desayunar dieron una pequeña oración, internamente Wednesday agradecía a la madre Thornhill de haberle enseñado a orar correctamente.
— Sírvanse, el desayuno está listo. —dijo Enid con una sonrisa en el rostro.
— Menos mal me ayudaste en la cocina. —Esther se encargó de servir el café caliente en cada taza.
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Sin pecado concebida - wenclair
عشوائيLa vida religiosa de la hija mayor de los Sinclair empezará a destruirse poco a poco cuando conozca a una chica por accidente. Advertencia: contenido G!P