11. El show debe continuar

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Abro los ojos con molestia al sentir la vibración insistente de mi móvil sobre la mesita de noche. Un gruñido escapa de mis labios mientras forcejeo con el sueño y alcanzo el dispositivo con los párpados aún pegados. A las 7:00 de la mañana, ¿Quién coño podría estar llamándome? Juré internamente que iba a matar a quienquiera que fuese.

Parpadeo varias veces, tratando de enfocar mi visión mientras levanto el teléfono. La pantalla ilumina la oscuridad de la habitación y, para mi sorpresa, veo el nombre "Mamá". No he hablado con ella en meses. La curiosidad se mezcla con la irritación mientras sopeso si contestar o no. Finalmente, tomo la decisión impulsiva de ignorar la llamada y, sin pensarlo dos veces, cuelgo el teléfono con un gesto brusco.

Mis pensamientos se enredan en la maraña de emociones que la llamada inoportuna ha desencadenado. ¿Qué querría mi madre después de tanto tiempo sin hablarnos? La sensación de intriga se mezcla con la rabia mientras me sumerjo de nuevo en la cama, decidida a ignorar ese primer contacto. Sin embargo, una sombra de nostalgia se cierne sobre mí, recordándome que, a pesar de todo, sigue siendo mi madre.

No puedo volver a dormir, así que me incorporo de la cama y me dirijo a la cocina, donde encuentro a Killian.

-Buenos días- le digo 

-Qué pronto te has levantado hoy, bella durmiente-  responde entre risas, le sonrío de manera irónica y dejo el móvil en la encimera, al mismo tiempo que cuelgo otra llamada de mi madre. 

-Leah, te están llamando- dice Killian. 

-Lo sé, no quiero cogerlo- respondo mientras él se encoge de hombros y me deja un café con leche delante de mis narices. 

-¿Por qué no hablas con ellos?-me pregunta curioso. 

-Por nada- le digo, restando importancia.

-Es casi Navidad, querrán que la pases con ellos- insiste Killian.

-No les importa una mierda dónde pase la Navidad- respondo con irritación. En mi interior hay una mezcla de emociones en este momento. Killian se encoge de hombros y con la mirada preocupada me dice: 

-Yo sí que me voy a pasarla a casa de mis padres. No puedes quedarte aquí sola.

-No estoy sola, tengo Netflix y puedo adoptar un gatito- respondo tratando de convencerme a mí misma. 

-Leah... joder, no puedes quedarte en casa. Llama a tus padres, arreglad las cosas, no sé, todo el mundo necesita a sus padres, siempre- insiste Killian.

-Yo no los necesito, solo necesito que dejes de sacar el tema- le digo con firmeza.

-Vale-  me responde él. -Pero ya estoy harto de que me dejes de lado en algunas cosas y en otras quieres que esté ahí el primero- añade con frustración.

-No es eso, Killian, es simplemente que no me apetece-le digo con tono apagado. 

-Y a mí me está empezando a cansar estar ahí y no ver que mejores. Hay días que sí, pero, ¿hasta dónde es verdad y hasta dónde fingido?

-Si te estás cansando de aguantarme, como todos, lárgate. Nadie te obligó a quedarte aquí conmigo- añado, sintiendo cómo mi enfado se eleva hasta las nubes. -Al final, sí que hubiera estado mejor con Logan- le espeto con asco. 

-Pero ¿qué coño estás diciendo, Leah? ¿Qué hubieras estado mejor con un psicópata? Muy bien-aplaude con sarcasmo. -Si lo que hacía él era quererte, vete con él, porque yo no puedo ir detrás de ti. Yo no puedo estar enamorándome de una persona que lo único que piensa es en destruirse a sí misma.

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