20. Un concierto inolvidable

2 1 0
                                    



El día del concierto ha llegado y el ajetreo de emociones dentro de mí es indescriptible. Mis nervios y la anticipación bailan juntos en un torbellino en mi estómago. Killian está en la ducha y yo, como siempre, me apresuro a cambiarme de ropa. La emoción en el aire es palpable, casi como la electricidad antes de una tormenta.

Opto por unos vaqueros negros que se ajustan perfectamente y un top corto que destila un toque de rebeldía. Mis converses desgastadas completan el look junto con la chaqueta de cuero roja que siempre me hace sentir un poco más fuerte, un poco más intrépida.

Cuando salgo de la habitación, me encuentro con Killian, quien sale del baño vestido con una elegancia casual que me deja sin aliento. Lleva unos vaqueros oscuros que realzan su figura, combinados con una camisa blanca de manga larga que le queda impecable. Su pelo, aún húmedo por la ducha, cae en su lugar con la naturalidad de quien no necesita esfuerzo para estar perfecto. Mis ojos recorren su cuerpo, apreciando cada detalle. Killian siempre tiene ese toque de sofisticación que me cautiva. Le dedico una sonrisa y, por un momento, el mundo exterior desaparece.

.Estás impresionante- le digo, mi voz revelando la admiración genuina que siento.

-Y tú, como siempre, estás increíble-, responde, su tono lleno de calidez.

Nos miramos por un instante, compartiendo esa chispa de anticipación que solo aumenta a medida que nos dirigimos hacia la puerta. El pulso acelerado, las expectativas elevadas: hoy es el día en que la música de Imagine Dragons nos envolverá, y espero que esta experiencia compartida pueda ser un bálsamo para las grietas que se han formado entre nosotros.

Nos dirigimos hacia el estadio en un taxi, el anochecer pintando el cielo con tonalidades cálidas. Las luces del atardecer se mezclan con las primeras luces artificiales de la ciudad, creando una visión preciosa que solo añade más magia a esta noche especial.

Al llegar al lugar, mostramos nuestras entradas y nos permiten pasar. Killian coge mi mano, entrelazando sus dedos con los míos, y juntos nos dirigimos a nuestros asientos. El murmullo de la multitud se mezcla con la música que se escucha de fondo mientras los artistas se preparan para subir al escenario.

El concierto comienza media hora más tarde, pero el tiempo parece detenerse mientras esperamos con ansias. Estamos allí, unidos por la emoción y la promesa de una noche inolvidable. La música finalmente inunda el estadio, envolviéndonos en un abrazo sonoro que nos lleva a un lugar donde solo existe la melodía y la conexión compartida entre Killian y yo.

-¡Muchas gracias por acompañarme!- Grito hacia Killian por encima del estruendo de la música. Él solo me sonríe, sus ojos reflejando la alegría que compartimos, y sigue el ritmo de la música mientras aplaude, al igual que todo el estadio. La energía palpita en el aire, una comunión de almas vibrando al unísono con la música.

El escenario se ilumina con luces deslumbrantes, y la voz del cantante llena cada rincón del estadio. Cierro los ojos por un momento, dejándome llevar por la melodía que ha sido la banda sonora de mi vida en más de una ocasión.

Killian y yo nos sumergimos en el éxtasis musical, compartiendo momentos de euforia y complicidad. A veces, nuestras miradas se encuentran en medio de la multitud, y sé que estamos conectados no solo por la música, sino también por la experiencia compartida.

Las canciones resuenan en mis oídos, y me uno a la multitud, cantando con toda la fuerza de mi voz. Casi me quedo sin voz de tanto cantar, pero la sensación de liberación es incomparable. Estamos inmersos en un universo paralelo donde solo existe la música.

La noche avanza, y el concierto se convierte en un viaje emocional que deja huellas imborrables en mi corazón. Agradezco a Killian por estar a mi lado, por compartir esta experiencia única que nunca olvidaremos. Aunque las palabras se pierdan en el rugir de la música, el sentimiento es claro: esta noche es nuestra, un recuerdo atesorado en la sinfonía de nuestra historia juntos.

Él me sonríe, sus ojos reflejando la misma euforia que siento. Su mano busca la mía y nos unimos en un apretón jubiloso. El estadio vibra con la emoción de la gente, todos compartiendo la misma experiencia única.

-Leah, ha sido increíble- Dice Killian, su voz ligeramente elevada para ser escuchada sobre el zumbido de la multitud.

-¿Increibñe? A sido bestial, no me puedo creer que  hayamos venido juntos- digo, riendo. 

Él asiente, aún sosteniendo mi mano mientras nos ponemos de pie para unirnos al flujo de personas que se dirigen hacia las salidas.  Mientras caminamos entre la multitud, no puedo evitar seguir parloteando sobre los momentos destacados del concierto, la energía de la banda, la conexión con la audiencia. Killian me escucha con una sonrisa, compartiendo anécdotas propias de la noche.

La ciudad se extiende ante nosotros mientras salimos del estadio, y la brisa fresca de la noche me devuelve a la realidad. Aunque el concierto ha terminado, la emoción sigue vibrando en el aire mientras Killian y yo nos perdemos en una conversación animada, llevando con nosotros los recuerdos inolvidables de esta noche única. 

-Joder, no voy a superarlo nunca.- Estoy completamente feliz después de esta noche. Killian simplemente me mira y me deja parloteando a mi marcha. -A sido la mejor noche de mi vida enserio, en persona suenan incluso mejor- Estoy mas que emocionada. Me adelante a Killian y comienzo a caminar por delante de Killian de espaldas mirándolo. - ¡En mi vida voy a vivir algo parecido!- Mis palabras fluían sin cesar mientras Killian me miraba con una sonrisa, disfrutando de mi entusiasmo. Estaba tan absorta en relatar cada detalle del espectáculo que ni siquiera noté el tono urgente en la voz de Killian.

-Leah, cuidado- me advierte, pero sigo caminando de espaldas, mirándolo con ojos brillantes.

-Pero, Killian, nunca voy a vivir nada parecido- le respondo, completamente absorta en mis propios pensamientos.

-Leah, en serio, ¡cuidado!- exclama, corriendo hacia mí, yo me doy la vuelta rápido pero todo sucede demasiado rápido. En el siguiente instante, escucho un estruendo ensordecedor y, después, el silencio.

ThunderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora