Decir que el año se había cumplido al final del viaje era más de lo que esperabas.
El camino fue más largo y solitario de lo que pensabas, para ese día ya te encontrabas muy lejos de aquella ciudad que salvo tu vida.
Fornis era la región que debía llegar para tu misión, así que faltan uno o dos días más para llegar a tu destino, una caravana nopon estaba por el lugar acampando tranquilamente.
-Señorita viajera muy extraña.
Siempre evitabas a todos pero te habías quedado sin suministros así que era hora de reabastecerse.
-¿Sí? Supongo que no dan con muchas colonias.
Intentaste que la capa cubriera tu rostro pero sonando lo suficientemente amable para no levantar sospechas innecesarias.
-Más seguido que antes sí, los Uróboros están salvando las colonias.
Paraste de tomar agua para mirar a aquel nopon.
-¿Uróboros?
El nombre te sonaba de algo pero no recordabas de dónde.
-Últimos meses ellos liberar colonias rompiendo su reloj.
Eso era realmente sorprendente, sonaba más a una locura y fantasía que realmente apareciera alguien y logrará vencer los cónsules y al mismo tiempo liberarlos del reloj, esos "Uróboros" seguramente llamarían la atención de la ciudad.
Miraste tu mano con aquel anillo, sonriendo con cierta nostalgia.
Esa misma noche después de tu cita simplemente te fuiste con ayuda de Travis, el camino no fue agradable pero no podías dudar en los primeros pasos.
Después de un año seguramente te dirían por muerta pero aun cargabas con la mejor arma que tenías, una daga que te salvo más de una ocasión.
Descansaste con la caravana de nopons quienes te brindaron un poco de comida y calor.
El camino fue más largo de lo que parecía pero al llegar sentiste como tus piernas flaqueaban.
Respiraste varias veces para lograr dar un paso.
Te quitaste la capucha dejando que el aire corriera por tu cara dejando un amargo sabor de boca.
Lentamente llegaste al lugar donde debiste morir, el lugar estaba lleno de cascarones qué aún desprendían su alma.
Tus manos temblaron mientras desenterraban lentamente aquel objeto que te hacía ser Eximia.
Estaba sucia pero no se veía rota, a excepción de lo que único que faltaba era su adorno pero poco importaba.
Tomaste aquella flauta y comenzaste a limpiarla, iba a ser difícil pero no imposible, si aquellos Uróboros habían logrado liberar colonias enteras por lo menos tú podías intentar darles descanso a tus amigos.
Caminaste hasta la parte más alta de una roca para observar el panorama, era cierto lo que Vandham te había contado alguna vez, fue una masacre sin sentido.
Colocaste la flauta en tus labios comenzando a hacerla sonar suavemente.
Tus amigos por fin con seguirían un descanso y con eso tu alma también.
Las partículas blancas comenzaron a brillar alzándose lentamente al cielo.
Por fin habías concluido tu misión pero deseabas tocar un poco más aquella estropeada flauta una última vez.
La noche cayó sobre el terreno cuando por fin decidiste parar.
No pensaste mucho en el siguiente paso, caminaste por aquel lugar encontrando un lugar tranquilo entre la guerra de aquellos cuerpos, tus manos sucias hicieron un hoyo en la tierra enterrando la flauta para después recolectar varias flores muy típicas que nacieron alrededor.
Eran blancas con puntitos azules, eran las más comunes y abundantes pero para ser sincera eran un confort para el corazón.
Esparciste muchas flores en aquel campo, la muerta fue dejada atrás.
-Espero verlos en otra vida donde no tengamos que pelear para vivir, descansen por ahora.
Tras esas palabras por fin te sentías libre.
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La chica sin Iris
FanfictionSiempre pensaste que dar la vida en guerra era la única manera de vivir, las noches fueron frías y solitarias, todo lo en lo que creías se desvaneció durante esa última batalla, la única sobreviviente, la única que sabe la verdad. Tu surte puede cam...