I hate you

350 29 2
                                    


Dominik

—nadie más que yo tenía culpa de aquello. —su voz sonaba rota.

—en vez de ayudarte a afrontarlo me encerré en mi mismo y pensaba que la mejor solución era mantenerte lejos para que encontraras a alguien que si pudiera estar a la altura. —observe cómo cerró los ojos con fuerza mientras que dejaba que sus lágrimas brotaran.

Eso era una prueba más de que yo en vez de protegerla también la estaba dañando.

—lo... lo siento, se que no sirve de nada ahora, pero no quiero que pienses que en Oxford me comporte como un capullo por nada. —suspire. —la única manera que sabía que lograría mantenerme lejos de ti era si tú me odiabas a mi. Recurrí a algo sucio y  pensé que funcionaría... pero después de ver lo que paso con Regina y Reece te vi de nuevo apagada, solo sentía la necesidad de abrazarte y decirte que todo esto pasaría en algún momento.

Pude ver como Olivia se aferraba más a los filos de la mesa y apretaba con fuerza, supuse que aquellas palabras no eran fáciles de diferir por muy enfadada que estuviera conmigo. Ni si quiera era capaz de mirarme.

—Liv... —intente sostener su mano pero la apartó.

Negó con la cabeza mientras se bajaba de la mesa y rompía a llorar, aquello solo detonó como una bomba en mi estabilidad haciendo que yo también rompiera.

—eres un egoísta. ¡Te necesitaba! No no necesitaba que sintieras lastima por mi, solo te necesitaba a ti.

No dude en abrazarla, la atraje hasta mi pecho mientras que la abrazaba con fuerza, me apoye la barbilla sobre su cabeza y la aferre más aún a mi.

Dejaba que mis lágrimas salieran, eran silenciosas pero de las más dolorosas que había podido derramar, que Olivia sollozara como lo hacía mientras que se aferraba a los costados de mi camiseta provocaba aún más dolor en mi pecho.

—perdóname...

Me daba igual ponerme de rodillas, me daba igual tener que suplicarle que me perdonara cientos de veces con tal de que lo hiciera.

Mientras estaba en mis brazos sentía que el mundo se paraba, que volvía ha respirar tranquilo y que aunque todo nuestro al rededor estuviera ardiendo estaba en paz por estar a su lado.

Pudimos permanecer minutos así, no dejó de sollozar tras un rato y después aunque su respiración sonaba errática e incluso comenzó a hiperventilar acabó relajándose aún aferrada a mi.

Tomó distancia notando como me había dejado su calor y su tacto marcado y pude ver sus ojos vidriosos y su nariz roja. Me limite a acariciar su mejilla con dulzura, nadie se imaginaba lo que había extrañado su suave piel y su ligero aroma a vainilla en el pelo.

Todo ápice de esperanza que tenía de solucionar las cosas se marcharon al ver que negó con su cabeza y tomó distancia. Sentía como las pulsaciones se aceleraban y subían hasta la garganta.

Me dio la espalda y podía asegurar que estaba a punto de llorar de nuevo. Tenía mi cabeza bloqueada sin saber que más decir o hacer, solo me limite en hacer lo que un impulso provocado por mi corazón me había pedido.

Sujete su brazo haciendo que girara y la atraje de nuevo hasta mi, sujete ambos lados de su rostro y la bese. Joder estaba fallándome a mi mismo, a mis putas palabras que no valían nada y todo por que era necesario. Por que era la primera y una mujer que estaba dispuesto a amar.

No se apartaba de mi, aunque al principio no me besó con esa seguridad que ella tenía siempre. Poco a poco se iba esfumando ese sentimiento e iba siendo ella, lo que parecía un beso delicado cogió forma y se convirtió en un beso profundo y necesitado.

𝙻𝙸𝙼𝙴𝚁𝙴𝙽𝙲𝙸𝙰  -𝙳𝚘𝚖𝚒𝚗𝚒𝚔 𝙿𝚊𝚛𝚔𝚎𝚛 𝚊𝚗𝚍 𝙾𝚕𝚒𝚟𝚒𝚊 𝙼𝚘𝚛𝚐𝚊𝚗-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora