Verdades

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                                                                    Capitulo 28


No me parecía tan mala la oferta de Hiccup Haddock. Estaba muy claro, acababa de ofrecerme dinero a cambio de que desaparezca del hotel y de Berk. ¿Tanto le había ofendido mi comentario?

De pronto se ilumino la habitación con un gran destello, fue un relámpago. Me giré en busca de Haddock entre las sombras, pero muy poco pude distinguir su gran silueta con otro destello y se Guido del gran sonido Haddock me ordeno con una voz ronca.

-Por favor, no te gires.

Fijé mi vista al fuego, las ventanas temblaban y la puerta rechinaba un gran viento nos rodeaba, que hasta temí que se envolviera con el fuego de la chimenea consumiéndonos en una gran oscuridad. Suspire resignada, creo que podrían pasar horas antes de que la tormenta se tranquilizara.

Había deseado este encuentro desde nuestra conversación en Starbath, pero no era como lo imaginaba. La lluvia de estrellas se había transformado en una gran tormenta. Y el misterioso Haddock, me invitaba a marcharme.

-Si me fuera por mi propia voluntad –conteste-, tendría que pagar los meses que me quedan por adelantado... Pero tú estás dispuesto a despedirme de forma generoso con tal que desaparezca. ¿Por qué?

-Porque no encajas en este lugar.

Aquella respuesta me desconcertó, estaba claro; yo una empleada incomoda, una doncella rebelde que desafiaba las reglas, estando en una isla de amos y ciervos no iba a encajar y además alguien que insultaba a su jefe.

-Te pido disculpas si te he ofendido. No he debido... -frene mis palabras justo antes de volver a mencionar a su padre. - Estaba asustada...

- ¿Y ya no lo estás?

- Ya no tanto.

Levante la botella de licor, antes de darle un gran trago.

-Puedes estar tranquila... El fantasma te protege.

- ¿Y quién me protege de él?

-No te des vuelta –insistió.

-Tu ropa igual esta mojada. A menos que los fantasmas sean inmunes al resfriado, deberías quitártela y acercarte al fuego. –sugerí lanzándole la otra manta que había.

Tardo unos segundos en contestar.

-Te juro que no te entiendo Elsa –tosió de nuevo-. Hace un momento me acusaste de que planee pasarme contigo... ¿Y ahora me pides que me desnude?

-Solo quiero evitar que mi jefe y el señor de los señores se muera de una pulmonía. No quiero cargar con esa culpa para siempre.

Después de varios segundos tomos la manta y permaneció en su rincón oscuro.

-Deberías acercarte y echar un trago.

-No puedo mantener la máscara tan cerca del fuego.

Posiblemente su máscara es de algún material sensible.

-Lo entiendo, igual puedes quitártela –respondí. – Estoy preparada para ver tu rostro, sin importar lo horrible que sea.

Se escuchó una pequeña risa.

Si lo hiciera, debería pedirte algo... y sé que no confías en mí.

-Entonces no me lo pidas... ordénamelo –rete-. Al fin y al cabo, eres mi jefe y el amo.

-Acabo de ofrecerte que te vaya, ya no estoy en condiciones de ordenarte.

-Quieres que cierre los ojos o algo para que te puedas acercar. Es eso, ¿verdad?

-Pedirle algo así a una gata curiosa seria ignorar su naturaleza, pero estaría tranquilo si me permites vendarte los ojos.

Dude antes de preguntarle:

-Y tú ¿Confías en mí?

-No tengo más remedio que confiar en ti.

Asentí en silencio.

Mientras intentaba controlar un poco mi respiración, logre sentir la suya en mi nuca. Temblé al notar la caricia de un pañuelo en mis ojos, el cómo lo ataba de a poco hasta que solo viera la oscuridad.

Pasaron varios segundos, y en ellos sentí el cómo se sentaba al lado mío, ninguno de los dos pronunciaba ninguna palabra, sentía como mis mejillas se sonrojaban con el calor del fuego.

Alargue la mano para pedirle un trago.

-Sabes que este licor tiene más de treinta grados... Si no quieres perder la conciencia será mejor que lo bebas de a poco.

-Y entonces no podré tomar el primer barco –murmure-. ¿Por qué me elegiste? Si dices que no encajo, entonces porque entre muchas tuviste que elegirme.

Recordé que lo había descubierto viendo mi entrevista.

-Me impresiono el cómo hablabas de tu padre y que estarías dispuesta hacer lo que sea, a comparación de mí, que odiaba al suyo.

Su voz sonaba más real.

-Y aun así tu sacrificio fue aún mayor de lo que hice yo.

- ¿Cómo sabes eso? –pregunto con asombre-. De seguro fue ese cochero que cuenta todo sobre mi.

-Entonces la promesa que le hiciste a tu padre es mentira.

-Le hice el juramento para que se fuera tranquilo al infierno...

Se sintió tanto odio en sus palabras que no pude evitar estremecerme y luego sobresaltarme al sentir unos roces sobre unos cabellos mojados.

-Entonces porque inventa y exagera cosas sobre ti?

Suspiro antes de contestar:

-Jim es un manipulador. Es listo y tiene dotes para el engaño. Así que es claro que llego a Berk para aprovecharse de la gente de aquí.

-Pero si vive en una modesta casita. –conteste-.

-No te dejes engañar, quiere quedarse con lo mejor de Berk, y esa eres tú...

Me dio un escalofrío tan solo escuchar aquella frase.

-Estoy aquí con un solo propósito Haddock, y lo voy a cumplir –recalque.

- ¿Qué estas tratando de decir'

-Que rechazo tu oferta Hiccup Haddock. Lo lamento, pero no me iré de esta isla hasta que cumpla el contrato. 








Ya esta aqui un nuevo capitulo, disculpen la tardanza al final tuve que reescribirlo de nuevo, pero espero que les guste. 

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⏰ Última actualización: Jan 31 ⏰

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Detrás de tu mascara ★Hiccelsa★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora