Hablando con Hiccup Haddock (parte 2) ¿Qué estoy haciendo?

310 30 10
                                    

Capítulo 13

Me sentía tan asustada y rígida, tan desconcertada que, aunque deseaba huir de allí, era incapaz de mover solo un músculo. Pero al mismo tiempo una parte de mi se hallan excitada al relacionar aquella voz con el joven que había visto esta misma mañana en el diván. 

-No te muevas.

El sonido de su voz me produjo en completo escalofrío. Pero ahora aquella sonaba distante, como si chocara contra alguna especie de mascara.
Obedecí en silencio mientras contemplaba aterrada como extinguía cada una de las llamas. Mientras lo hacia, su silueta se proyectaba un instante en el suelo. Me fije en la forma angulosa de su cabeza y en el pelo corto que delataba su sombra.

Sentí su respiración en la nuca.

-Pensaba que habías cometido una infracción siguiendo a Chimuelo  -hablo finalmente-, pero  veo mas faltas aquí.

En un intento por aliviar la tensión que me invadía, respire hondo.

-¿Y... cuales... son esas faltas?

Sus manos se posaron en mis hombros con una delicada firmeza.

-No te has peinado como cabe esperar de una doncella... Pero eso lo podemos enmendar ahora mismo.

Tenia la columna muy rígida  y el cuello en tensión cuando note que sus dedos retiraban la cofia con habilidad y de deshacían de la goma que sujetaba mi cabello. Sentí mi cabello suelto flotando sobre mis hombros.

Después sus dedos se enredaron en el y empezaron a masajearlos.

Aquel contacto me resulto agradable y siniestro al mismo tiempo. Por un lado me aterraba que aquel hombre misterioso y aterrador se tomara aquella confianza en la oscuridad.

Contuve el aliento al notar como agarraba varios mechones y los trenzaba con fuerza, del mismo modo que lo había hecho Anna días antes.

Cuando aparto las manos, sentí una extraña mezcla de alivio y decepción.

-Ahora esta perfecto -sentencio con voz ronca y cálida-. Pero como te he dicho, no es la única falta que he detectado.

-¿Con que otras transgresiones he podido ofender lo, señor? -pregunte.

-Me temo que el traje que llevas puesto tampoco es el correcto -tomo mi mano y me insto a levantarme de la silla-. Ponte en pie para que pueda verlo.

-Pero si es el uniforme de Silence Hill -el contacto de su mano en la mía me produjo un escalofrió.

-Parecen iguales pero no lo son. Llevas puesto el uniforme de los domingos y los días festivos.

Recordé que cuando me lo puse que la tela me había parecido algo mas suave y brillante, y no me atreví a contradecirlo. 

-Es mas de medianoche... No estoy de servicio.

-Aquí siempre lo estas. A excepción de tu día libre.

-Es injusto... - murmure.

-Puede que lo sea... Pero no voy a entrar a consideración sobre lo que es injusto o no con una doncella recién llegada. Dirijo este hotel bajo las misma reglas que hacia cumplir mi padre.

Su tono cortante me reto a hacer algo que jamás hubiera imaginado que tendría valor.

-Esta bien, entonces solucionemos al asunto del uniforme cuanto antes, tal y como ya ha hecho con mi pelo -respondí mientras me desabrochaba el vestido con dedos inseguros.

Quería demostrarle que tenia agallas y de que no era una niña asustada a la que pudiera intimar. Sin embargo me arrepentí de aquel gesto nada mas notar como el vestido caía a mis pies ¿Acaso me había vuelto loca?¿Que pretendía quedándome en tan solo ropa interior delante de el?

-¿Mejor así? -lo rete manteniendo la cabeza enfrente.

-Si... Aunque es una lastima que no hayas errado también en la lencería. De esta forma podrías enmendar el agravio de esta mañana y así estaríamos es paz.

-¿Que quiere decir con eso?

-Que todavía has visto mas de mi que yo de ti...

Un rubor de timidez inundo mis mejillas.

-¡Eso no es cierto!... Lo seria si hubiera visto su cara.

Hiccup no respondió.

Segundos después, el recogió el vestido del suelo y lo extendió ante mi para ayudarme a meter las mangas. Permanecí rígida y dócil mientras me abotonaba el vestido y me ajustaba el delantal a la cintura.

-En cualquier caso, he detectado una tercera falta.

-No es posible.

-Tu perfume.

Eso es verdad se me había olvidado que me había puesto una gotas de perfume.

-Elsa... Cierra los ojos, por favor.

Contuve el aliento cuando sus manos rodearon por la cintura y me atrajeron hacia el por detrás. No te su pecho firme en mi espalda. Después su maño se poso sobre mi pecho izquierdo con una delicadeza.

-¿Que esta haciendo? - me atreví a preguntarle .

-Comprobando los latidos de tu corazón. Van tan deprisa que, por un momento, he temido por tu salud.

Coloque mi mano con suavidad contra la suya y la retire sin esfuerzo.

-Tal vez la vida pero no el alma. Si has pensado que puedes seducirme, estas equivocado.

-¿Seducirte? Corrígeme si me equivoco, pero has sido tu quien se acaba de quitar el vestido en mi presencia... Y quien ha interrumpido en mi habitación esta mañana cubierta con una toalla, para espiarme mientras dormía.

-No volveré hacerlo... -murmure finalmente.

-Ahora puedes irte...















Detrás de tu mascara ★Hiccelsa★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora