El partido de rugby

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Los alumnos de cuarto grado jugaban al rugby, 4a contra 4b. Amity era la capitana del 4a. La Blight era una jugadora asombrosa, se llevaba hasta los elogios de Eda que en sus mejores años también había jugado junto con su hermana, Lilith. 
Uno de los delanteros del equipo era Hunter y era bastante bueno, pero no tan bueno como lo era Amity. Pese a que era un juego mixto, los chicos no abusaban de su "ventaja" a la hora de jugar. 
No todos los alumnos de la clase jugaban, los que no lo hacían terminaban por ser los animadores en ambos grupos y uno de esos tantos animadores, era Luz Noceda. 

Amity procuraba hacerlo lo mejor posible. Corría más que de costumbre, hacía sus jugadas con precisión y ya llevaba varios puntos anotados. Pero en los minutos finales, el balón parecía resbalarse de sus manos, la Blight sospechaba que era por el cansancio. Resbalaba, tropezaba y no lograba acertar los puntos necesarios para conservar la ventaja. ¡Un desastre total! Pero no se iba a rendir tan fácilmente. Amity insistió en que su equipo no perdiese su fe en ella. Boscha se llevó las manos a la cabeza y Hunter intentó calmar a la Banshee.

—¡Déjalo, Amity! ¡Estás cansada, solo mantente al margen en estos últimos minutos.

—Puedo jugar, Boscha. Soy la capitana del equipo, no lo olvides. 

Amity tomó aire como había visto en las películas y corrió... corrió como nunca en su corta vida lo había hecho pero al hacerle un pase a Boscha, el balón terminó por caer en brazos de un jugador del otro equipo. Boscha le gritó de todo y no hubo nadie que la calmara. Hasta Eda le dirigió a la Blight una mirada que la niña no supo entender, ¿una mirada de reproche, quizá? Lo peor para Amity fue cuando vio que Luz se estaba riendo con la multitud. La morena se reía aún más fuerte que los otros alumnos de la clase, las risas de los demás no le importaban, pero que Luz se estuviese riendo de ella, la entristeció y acabó por destruir su moral.

—Has alcanzado tu límite, Amity. Skara va a sustituirte —dijo Eda al llegar hasta ella.

Todo el buen humor que había tenido hasta ahora, se drenó de su cuerpo cuando acabó sentada en la banquilla a lado de Willow que se había lesionado en los primeros minutos del juego.

"Vaya capitana que eres, Amity Blight", se reprochó.

—¡Yo haré tu trabajo, Blight! —gritó Hunter desde el campo—. ¡Abre bien los ojos! 

Aunque Amity estaba observando los últimos minutos del partido, fue incapaz de ver nada. Hubiese preferido que se la tragara la tierra. Todo por no hacer caso a las señales... ahora era demasiado tarde para hacer nada. Lo hecho, hecho estaba. Entre Boscha y Hunter anotaron los puntos necesarios para ganar y aún sabiendo que su equipo ganó con una diferencia considerable, ella se sentía una perdedora a toda regla. 

Después del partido procuró perder de vista a Luz. No deseaba verla. 

Al llegar a casa, se desahogó con Ghost, su gatita. Ghost la escuchó tranquilamente y la calmó con sus ronroneos. 

Horas después, Amity decidió escribirle una carta a Luz. Buscó un papel que le habían regalado el día de su cumpleaños, pero no logró encontrarlo. Le hubiese gustado hallarlo, era de un bonito color lavanda con bonitas flores al margen, pero en cambio fue hasta el estudio de su padre y tomó una de esas hojas formales que usaba su papá para redactar informes del trabajo.

Regresó a su cuarto y por fin se dispuso a escribir sobre la hoja... la carta decía así:

Querida Luz:
Me pareció incorrecto que te rieras de mi última jugada. Sucedió que estaba muy cansada y me exigí más de lo normal. Si tan solo te hubieses reído de las jugadas fallidas de los demás, no me sentiría tan mal. Prometo jugar bien en los próximos juegos, después de todo soy la capitana del equipo y no deseo fallarle a nadie, pero principalmente a mí misma. 

Por otro lado... quiero decirte que me gustas... dime si quieres que salgamos juntas. 

Amity Blight

Los gemelos le preguntaban siempre a sus citas si querían salir con ellos antes. De tal manera que Amity creyó que sería correcto preguntarle a Luz primero. 

En sus adentros, Amity esperaba que Luz no la viese como una rara por querer salir con ella sabiendo que ambas eran niñas, pero la Blight había tenido la confianza necesaria para escribir aquello tras saber que existían parejas del mismo sexo en grados superiores. Eran pocas, pero allí estaban, entonces, era normal después de todo, ¿no?

Al día siguiente aprovechó el recreo para meter la carta en la mochila de Luz. La otra niña la encontraría sin problemas.

El primer paso estaba hecho, ahora solo era cuestión de esperar una respuesta.

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EL TIEMPO ENTRE LAS DOS [LUMITY AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora