IV

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Seis años atrás.

Varios rumores pasaban de boca en boca cuando el nuevo estudiante llegó a la Academia de policías, un mes luego del inicio de actividades.

El joven en cuestión era callado y un aura sombría caía sobre su mirada casi siempre apática. Pocas y contadas palabras habían abandonado sus labios desde que había ingresado, y sumado a la extraña compasión que le tenían los profesores, los murmullos sobre él ardían en los pasillos.

Sin quererlo, ni buscarlo, la mera actitud indiferente del joven ante el resto lo había colocado en la mira de los abusones de turno, que comenzaron a meterse con él poco a poco, más y más.

Ya se les había hecho una costumbre meterse en la fila de la cafetería frente a él, o aguardar a que saliera para quitarle su almuerzo dependiendo del humor del cabecilla.

El día del incidente como otros, le quitaron el almuerzo, lo llevaron a su mesa y todos ignoraron lo que vieron tal como siempre, pero nadie pudo resistirse a voltear cuando un par de esos mismos alumnos se levantaron de sus asientos alzando su voz alarmados, mientras frente a ellos el líder tosía salpicando sangre, mientras escupía la comida de esa misma bandeja. Lo que no sabían, es que se encontraban viendo hacia el lado equivocado.

‒Qué demonios... ‒balbuceó por lo bajo un joven oficial Hughes que, al contrario del resto, buscó con la mirada al joven al que le habían arrebatado aquello, encontrándolo junto a la puerta, viendo el desorden con una sonrisa entretenida.

Quizás fue su imaginación, pero por un momento, tuvo la sensación de que se había vuelto a verlo, un instante que se hizo demasiado largo y en su mirada, en la de ambos, había sólo reconocimiento.

Como era de esperarse, el suceso no tardó en recorrer de boca en boca toda la Academia, si bien la anécdota del suceso solo duró un par de meses, ahora la mirada de los superiores era diferente hacia el joven Larsen, quién a pesar de argumentar sobre el porqué de su reacción, igual obtuvo una suspensión de dos semanas por causarle al 'jefe abusivo' una grave lesión gástrica.

Aquel suceso bastó y sobró para llamar la atención del joven Hughes, quién a partir de entonces se había propuesto a sí mismo conocer a aquel cadete. Sentía que algo lo llamaba en él. No era su porte, ni aquel extraño aura que transmitía, sino su mirada la que bastó para atraerle.


Un par de meses después...

17: 42. Receso, próxima clase de tiro. Salón 6

‒Aghat ‒un esbelto y bien vestido joven oficial Hughes, apareció de repente junto al banco del joven Larsen.

‒¿Disculpa?

‒Aghat Hughes. Ese es mi nombre, encantado ‒estirando una de sus manos en dirección al muchacho, quién lo miró de arriba abajo antes de responder.

‒¿Necesitas algo? ‒observándolo desde su banco, sin corresponder el gesto.

‒No realmente, solo se me ocurrió que sería interesante hacer una apuesta en la siguiente clase ‒retrajo su mano para guardarla en su pantalón, mientras la otra sostenía una botella de agua mineral.

Antes de que volviera la atención al libro que el muchacho tenía entre sus manos, el joven oficial pudo observar por un instante interés en la mirada ajena.

‒¿Qué tipo de apuesta?

‒El mejor de cinco se gana una noche de tragos ‒habló inventándose aquello en el acto.

‒Que sean tres ‒volviendo el rostro solo entonces, para hallar la mirada un tanto sorprendida del oficial Hughes.

Una cómica aunque suave sonrisa se dibujó en el rostro de este último, quien luego de asentir, lanzó un "Trato hecho. Nos vemos en '15 entonces" para salir del salón sin esperar más respuesta, triunfando en silencio.

FeinwerkbauDonde viven las historias. Descúbrelo ahora