XIV El final

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El sitio era una fábrica, que ahora funcionaba como un depósito de algún tipo, pero se encontraba lo suficientemente abandonada como para verse corroída y apenas contaba con las suficientes luces como para tener una idea muy general del lugar. 

"Iremos en parejas, registren el sitio, recuerden lo que buscamos"

Aquellas habían sido las palabras del comandante antes de entrar y a su señal, los hombres se separaron como se les ordenó, dejando solo a Hughes a su lado y el camino despejado delante.

La ubicación escogida parecía ser alguna oficina apartada del resto de la construcción, y en su interior podía verse que había sido usada recientemente. De hecho, sabía que aquel debía ser el sitio.

‒Acabo de ver movimiento afuera ‒la voz del mayor llamó la atención del oficial haciéndolo girar a ver, antes de indicarle que saldría a revisar.

Siendo la respuesta que esperaba, asintió, aunque con cierta preocupación y lo vio marcharse, por lo que alzó el arma y entró a aquella habitación donde realmente había visto a alguien.

‒Quieto ‒ordenó Doe, apoyando la punta del arma en la nuca de la tan conocida silueta.

‒¿De qué se me acusa? ‒preguntó con una arrogante tranquilidad, aun cuando el arma se mostró directo delante de él‒ Usted... Ha pasado tiempo ‒dijo Larsen esbozando una sonrisa al ver de quién se trataba.

‒Así que realmente fuiste tú todo este tiempo... ¿Dónde está? ‒junto con sus palabras, el mayor allí retiró el seguro del arma, pero no pronunció ninguna otra antes de ver las luces que se colaron por las ventanas reproducirse en las paredes de la habitación y luego, el sonido de las puertas de los coches ahora detenidos fuera.

El silencio fue profundo por unos largos minutos, y entonces comenzó el tiroteo.


Anochecía...

Hughes no había alcanzado a recorrer mucho el lugar, cuando el ruido de diversos disparos consecutivos lo hizo retraerse y ponerse en guardia rápidamente tras uno de los tantos conteiners que había en tierra.

Desde allí pudo observar cómo varios coches se veían dispersos por el predio, con las puertas abiertas y hombres armados.

En efecto no eran policías, pero los reconocía de algún lado. Observó un poco más solo para descubrir que habían asesinado a un par de hombres, un oficial y otro del bando contrario.

Retrajo el seguro de su arma y decidió moverse de donde estaba sigilosamente para volver donde el comandante, topándose con uno de los bandos contrarios en el trayecto de vuelta.

Levantó ambas manos para, instintivamente, hacer una señal de silencio con el dedo y acercárseles con lentitud.

‒Está arriba ‒dijo por lo bajo, confundiendo a los hombres, quienes tenían órdenes de disparar a cualquier ajeno al equipo.

No les dio tiempo de hablar más, ya que rápidamente golpeó en seco la sien de uno de ellos con su codo y sostuvo a otro de la espalda para ahogarlo, mientras un tercero lo apuntaba con su arma.

‒¿Están con la policía? ‒dijo sin soltar al sujeto, quién comenzaba a perder el poco oxígeno que quedaba en sus pulmones.

‒¿Policía? ¡Claro que no! ¡El nos citó aquí! ¡Nos prometió una negociación! ‒respondió el hombre exaltado sin dejar de apuntarle, dispuesto a disparar.

‒¡¿Quién?! ‒insistió Hughes haciendo más presión en el cuello ajeno.

No hubo respuesta ya que el sujeto enfrente suyo cayó en una sacudida por el disparo que había recibido en la cabeza. La mirada de Hughes se volvió al lugar de donde había provenido el disparo para encontrarse con su comandante, quién en menos de un parpadeo le disparó igualmente al hombre que estaba sosteniendo, haciéndole quedar estátil por unos segundos sosteniendo el peso muerto contra él.

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