—¡Amigo, lo lograste! Ya eres un héroe entre los desafortunados —exclamó Igor, dándole una palmada en la espalda mientras Kevin ingresaba al departamento.
—Ya ves, no era tan difícil, idiota. Solo necesitabas una oportunidad —añadió Miguel, riendo.
Kevin, aún con la sonrisa de oreja a oreja, les respondió: —No puedo creer que haya aceptado. Pero bueno, ahora viene a la CDMX para la final de vuelta y vamos a salir de nuevo.
—Esto es mejor que cualquier novela mexicana, caray. —Igor se dejó caer en el sofá.
Miguel, con su característico humor, comentó —Ahora solo falta que caiga rendido a tus pies y ¡bingo!, misión cumplida.
—Bueno, no exageremos, pero sí, estamos avanzando. Ahora, ¿cuál es la siguiente jugada, maestros del amor? —preguntó Kevin, emocionado por la perspectiva de ver nuevamente a Diego.
Igor se levantó y comenzó a trazar planes en el aire con las manos: —La próxima vez que salgan, necesitas ser más atrevido. Tú sabes, darle señales claras de que estás interesado.
—¿Qué podría salir mal? —añadió Igor, sarcástico.
Kevin rió ante la camaradería de sus amigos. A pesar de las bromas y los planes poco convencionales, se sentía agradecido por tener a Igor y Miguel a su lado en esta peculiar misión romántica.
—Bueno, muchachos, prepárense para la próxima fase del "Proyecto Enamorar a Diego Lainez". Estamos a punto de hacer historia. —Kevin había sellando su compromiso con la locura amorosa en la que se había embarcado junto a sus amigos.
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— ¡Ya basta, papá! ¡Estoy harto de tus malditas amenazas! —gritó Diego, sintiendo cómo la rabia le quemaba por dentro.
—No me levantes la voz, chamaco pendejo. ¿Sabes lo que está en juego en esa final? ¿O acaso eres tan inútil que no puedes entenderlo?
—Claro que lo sé, papá. Es mi carrera, mi futuro. No tienes que estarme jodiendo todo el tiempo con eso. — Decía Diego, aún molesto
—Pues si no ganas esa final, te juro que te saco del equipo y te olvidas de tu sueño de ser futbolista. ¿Entendiste, Diego?
—Ya te escuché, pero no piensas en lo que yo quiero. Siempre es lo que tú dices. Estoy hasta la madre de todo esto.
Diego, con el rostro encendido de ira, salió de la habitación dando un portazo, dejando a su padre solo, frustrado pero aparentemente satisfecho con haber impuesto su voluntad una vez más. Diego necesitaba respirar, necesitaba espacio para pensar sin sentir la presión constante de su padre. Se dirigió a su cuarto, buscando consuelo en la soledad.
Diego se dejó caer en su cama, mirando el techo, tratando de calmarse. Su mente estaba revuelta, pero no podía dejar de pensar en Kevin. Había algo en él que le daba paz, algo que su caótica vida necesitaba desesperadamente. Quería que llegara ya el día del partido para poder ver a Kevin de
El menor de los Lainez se repetía una y otra vez esas palabras. "Lo tengo claro". ¿Qué tenía claro realmente? ¿Que no importaba cuánto se esforzara, nunca sería suficiente para su padre? ¿Que cada gol, cada jugada perfecta, se desvanecía en el aire apenas cruzaba la puerta de su casa? La verdad era que se sentía como un fracaso, un constante recordatorio de lo que nunca podría alcanzar.
Miraba el techo, intentando encontrar una salida en las grietas y manchas que se acumulaban con los años. Pero no había salida. Solo estaba el peso de las expectativas y el eco de las amenazas.
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𝐌𝐀𝐒𝐓𝐄𝐑𝐌𝐈𝐍𝐃 - ᴅɪᴇᴠɪɴ
FanfictionEn la víspera de la final de la Liga MX entre el Club América y Tigres, Kevin Álvarez, un destacado futbolista de las Águilas, se enfrenta al dilema de expresar sus sentimientos hacia Diego Lainez, jugador de los Tigres, del cual está secretamente e...