CAPÍTULO DOS

503 44 13
                                    

Gracias por el buen recibimiento, aqui el seguiente capitulo. 

 Leer de ha dicho. : p


SAKURA

Lena era una mujer con delicados rasgos, las joyas sobre su blanquecina piel, fueron la envidia de todas sus amigas. Era tan modesta con sus cumplidos que le asociaban a su aspecto, fue tan irreal. Pero toda su vida fu completamente falsa. No era feliz. Si prestabas mucha atención, en cuestión de segundos sus labios se ponían en línea recta y así volvía a sonreír cada vez que fingía tener una vida perfecta.

Pasaba horas frente al espejo, cada vez que se sentía asqueada de su vida, cepillaba su larga cabellera con mucha fuerza desquitando su mala suerte. Cada vez le costaba no derrumbarse, se mordía los labios tratando de no llorar. Miro su rostro con más manchas moradas. Se daba cuenta que únicamente se maquillaba para para tapar esos moretones que su esposo le ponía cuando estaban solos. Ya no era solamente para ponerse bonita.

Me gustaban mucho las manos de Lena, eran tan suaves como la seda. Su cabello rosado la hacía resaltar entre todas esas paredes oscuras. Lo que no me gustaba era su forma de amar a ese hombre, que a pesar de la bestia que era con ella, sus disculpas tenían más peso y volvía a caer. La llenaba de lujos y la exhibía como un trofeo. Por cada orden que él le daba se limitaba a asentir bajando la cabeza.

Cuando mi padrastro llegaba hacia rugir la casa, pareciera que las paredes caerían en cualquier momento. Taparme los oídos bloqueaba los gritos de mi madre.

— Shh, no hagas ruido, Sakura —Karin me tapo la boca. Me abrazo queriéndome hacer pequeña para que no nos encontraran. Desde abajo de la cama seguía con la mirada como los zapatos de ese hombre resonaban en el cuarto. Tan cautelosos como esperando a que saliéramos por nuestra cuenta sin ser arrastradas por él.

Éramos unas niñas.

Ambas nos aferramos la una a la otra, así había sido desde que tengo memoria. Nuestra madre dejo de ponernos atención, no éramos nada comparado con el amor que le decía profesar su marido. Con el tiempo, estar escondida se volvió un lugar seguro, Karin se encargó por ambas.

Pero, mencionar a mi hermana me hacía recordarla sin vida. El como la vi después de nunca regreso a casa.

Esa noche me desperté de golpe con la respiración agitada. Mis sueños no eran agradables, contenían desesperación que aceleraba mi pulso y me hacían sudar como si hubiera corrido un maratón. Era como un batido de todo lo negativo que hacia mi cabeza colapsar. La pesadilla estaba tan llena de sangre que causo un dolor en el pecho. Lleve mi mano justo donde se situaba mi corazón, porque incluso dejo de ser un dolor emocional.

Era agobiante, una completa asfixia que me cortaba el aire.

Quite la sabana sobre mi cuerpo y me senté hasta que mis pies descalzos tocaron el suelo. Barrí a mí alrededor con la mirada; me encontraba en un pequeño cuarto. Las paredes de tonos oscuros reflejaba la seriedad que caracterizaba al señor Uchiha.

Todo estaba completamente oscuro y dominado por un absoluto silencio. El reloj cerca de la lámpara marco las cuatro de la mañana. Era demasiado temprano.

Suspire profundamente.

Baje la mirada hacia mis manos que temblaban, aunque pidiera que se detuvieran no lo hacían, era como si tuvieran vida propia. Me levante del sofá tambaleándome aun con las secuelas del alcohol en mi cuerpo. La cabeza me punzaba como si una piedra hubiera caído sobre ella. Tenía unas inmensas ganas de llorar otra vez, pero ya no había lagrimas que pudieran salir, gaste hasta la última gota de mi ser. Dolía, dolía mucho su perdida, desgarrara mi alma sin el mínimo cuidado, rompiendo cada fibra de sus recuerdos. Todos esos felices momentos que me creo se volvieron solamente cristales rotos en el piso.

NO DEBERÍAS   (SasuSaku) En Emisión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora