Little Swan [BTS x Reader]

Capítulo 18: Heridas

Un escalofrío le recorrió la espina dorsal, y sintió que su corazón se había parado unos segundos. Se quedó tiesa unos instantes que parecieron más bien días. Se giró lentamente para ver quién era, aunque ya lo sabía perfectamente por el apodo ''pequeña''.

Sus ojos se chocaron con los de aquel hombre, el cual tenía el rostro muy serio, incluso se le veía de cierta manera enfadado. 

–J-jin–de su garganta salió más bien un sonido agudo, como si fuera un conejito al que le había cazado en el bosque de noche.

–¿Qué estás haciendo aquí? ¿Quién te ha dado permiso para entrar?– su voz desprendía un aura siniestra, lo cual le parecía muy extraño a T/N, ya que nunca le había visto molesto realmente. Hasta ese momento.

Y sabía que la había cagado.

La agarró del antebrazo y la sacó de aquella sala, empujándola hacia la camilla donde suele venir a curarse las heridas. 

–¿Qué cojones estabas haciendo ahí dentro, T/N? ¡Contesta de una puta vez!

Sinceramente, Jin nunca había estado tan alterado. Se parecía más a Jungkook enfadado que otra cosa.

–N-no lo sé. ¡Dímelo tú! ¿Por qué–hizo una breve pausa para tragar saliva y evitar las ganas de vomitar por vigésima vez en el día–tienes ''eso'' ahí? ¿Qué haces con todo eso?

–¡No te importa lo que haga o deje de hacer con lo que hay ahí dentro!–estaba gesticulando, mientras se paseaba por la sala. T/N sospechaba que lo hacía para no agarrarla y darle un bofetón–. ¿En qué puto momento se te ocurre bajar a estas horas a la consulta? ¿Qué querías? ¿Necesitabas algo?

–N-no es eso. 

–¡Ah, entonces viniste directamente a husmear lo que estaba haciendo con ''eso''!

–¡Es que no entiendo por qué siempre tu consulta está llena de sangre de otras personas, y siempre habláis en clave de los cadáveres que  vais a traer! ¿No crees que estaría bien que lo supiera, si tanto queréis que trabaje para vosotros?

–No. Era. El. Momento. T/N.

Los dos comenzaron a alzar cada vez más sus voces, y parecía que en cualquier momento aquello iba a estallar en una pelea.

–¿¡Pero qué cojones!? Esto no se trata del momento, esto se trata de que estáis haciendo trata de...de no sé. ¿Órganos?

–¡T/N, por favor! Deja de decir más estupideces de las que haces– se llevó la mano a la cara, frotándose con desesperación, mientras trataba de calmarse–. Mira, no sé qué mierdas te ha llevado a hacer esto, pero no me lo esperaba de ti.

¿Perdón?

¿Ahora empezaría a jugar con el tema de la confianza y obediencia? ¿O qué era aquello que estaba insinuando?

–¿Cómo? ¿Y qué te esperabas de mí?

–Joder, T/N. La madre que te parió, de verdad. No paras de hacer jilipolleces todo el rato. ¿Y tenías que hacer esto justo ahora? ¿¡Eres imbécil!?

Hubo un silencio en el que T/N intentaba procesarlo todo. ¿Y por qué le estaba echando ahora la culpa de todo a ella? ¿Por qué debería sentirse ella como la mierda, si el que estaba traficando con cadáveres era él?