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Narra Riccardo

Desperte a la mañana siguiente en casa de Laura, vi que quedaban 5 minutos para que sonase la alarma que habíamos puesto para ir a clase, fui a despertarla y no pude evitar quedarme embobado mirándola, llevaba un tiempo dándole vueltas a que la chica me parecía bastante guapa y tenia algo que hacía que despertase mi curiosidad hacia ella, quería conocerla, saber su pasado, ayudarla y hacerla feliz, me gustaba verla sonreír y admiraba como se intentaba esforzar para ser mejor persona, la conozco poco pero no tengo ninguna duda de que es una chica muy fuerte.
Tras mirarla un rato y sonreir mientras pensaba en el cariño que la había cogido en tan poco tiempo decidí empezar a hacerla pequeñas cosquillas para despertarla, en cuanto mis dedos rozaron su cuerpo y ella empezó a sonreír un escalofrío recorrió mi cuerpo y en cuanto despertó sus ojos color avellana chocaron con los mios y una sensación extraña se instaló en mi estómago.

- Buenos días - la sonreí y ella me devolvió la sonrisa - ¿Has dormido bien? - asintió y tras yo sonreír maliciosamente empecé a hacerla cosquillas lo que provocó que empezará a reírse.

- Vale vale JAJAJAJAJA para para - seguía riéndose y podría quedarme horas oyéndola reír pero ante su petición de que parase eso hice, en cuanto ella recobró el aire se sento en el colchón y me miro fijamente - Tienes un poco morado el ojo pero apenas se aprecia.

- No importa se quitará - se acercó para mirarme más de cerca, su cara mostraba preocupación - No me duele quédate tranquila.

- Me siento mal de que te golpeara por mí culpa.

- ¿Tú culpa? Que culpa tienes tú, ninguna - puso una mueca de que estaba en completo desacuerdo conmigo - Laura no tienes culpa ninguna de lo que pasó, fui yo el que se metió, podría haber dejado que te hiciera algo pero me niego rotundamente a que te pase nada.

- Podría haber evitado el puñetazo si hubiera reaccionado antes...

- No me esperaba siquiera que reaccionases, intentaron secuestrarte Laura, un golpe en el ojo no es nada comparado con eso, de verdad no te preocupes ni te sientas mal ¿Vale? - me sonrió y asintió - Lo haría mil veces si hiciese falta.

- No pienso permitir que haga falta - se levantó de la cama y se acercó a su armario para sacar algo de él, mirarlo y luego darse la vuelta - Quiero contarte algo antes de irnos.

- Soy todo oídos - me senté en la cama cruzando las piernas y vi como ella se acercaba hasta mi y se sentaba en el colchón.

- Esto - de su mano sacó un collar con una piedra de color morado intenso - Es mi amuleto, cuando estaba en el Santuario, un amigo me lo regalo, sentía que con el puesto nadie podría hacerme daño nunca y cuando los entrenamientos eran demasiado fuertes sentia que ningún golpe me dolia solo por llevarlo puesto.

- Es muy bonito - la sonreí y ella me lo entrego para que lo viera de cerca.

- Quédatelo, se que es una tontería pero a mí me ayudo y quizá a ti también pueda ayudarte en tú día a día.

- Es algo especial para ti, no puedo aceptarlo - se lo fui a devolver pero negó

- Tú también eres especial para mí y después de lo de ayer y como te has portado conmigo - sonrió y me miró - No es una simple piedra, ¿Crees en la magia? - fruncí el ceño ante su pregunta - Decir que es mágico puede sonar extraño pero te juro que lo parece.

FUERZA (IEGO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora