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Narra Riccardo

Me desperté en la enfermería del instituto, abrí los ojos y miré a mi alrededor donde solo estaba Gabi sentando en una silla, igual que el mismo día que cuando saque mi Espíritu Guerrero, me incorpore sentándome en la cama y tuve que cerrar los ojos para evitar marearme, luego los volví a abrir y miré a Gabi que me miraba sin ninguna expresión en la cara.

— ¿Cómo he llegado aquí? — le miré y él destenso su cuerpo e hizo un amago de sonrisa.

— Te he traído yo, no esque tuviera otra opción te desmayaste encima mia — sonrió de lado y rodó los ojos, para luego mirarme serio — ¿Estás bien?

— Si, no se que me ha pasado.

— Creo que gastar toda tú energía con esos tiros sin sentido a lo mejor tiene algo que ver — volvió a rodar los ojos — ¿Se puede saber que se te ha pasado por la cabeza para hacer eso?

— No me apetece hablar de eso — no iba a hablar con Gabi de mi sabiendo que ahora mismo ninguno de los dos está bien — Estoy bien puedes irte.

— ¿Quieres que me vaya? — Gabi se puso de pie me miró fijamente a los ojos y yo bajé la mirada — No tenía intención de irme, llevo casi 2h esperando a que despiertes pero si es lo que quieres me iré.

— No, no es lo que quiero pero es lo que vas a hacer — levanté la mirada y le miré — No puedes estar siempre preocupándote por mí y yendo conmigo a todos lados o nada va a cambiar, así que vete — Gabi bajo la mirada asintió y se dio la vuelta.

— Si necesitas algo llámame — y se fue de la enfermería, una vez cerró la puerta yo me quedé mirando fijamente la silla donde hace 10 segundos estaba sentado y donde estaba su chaqueta, aún no era capaz de asimilar lo que había cambiado nuestra amistad en cuestión de nada.

Volví a meterme en mis pensamientos, a recordar cómo éramos yo y Gabi de niños, la de horas que nos hemos pasado juntos riendo y jugando fútbol y solo de pensar en que ahora me da hasta vergüenza hablar con él, no, esto no podía estar pasando.
Una presión se instaló en mi pecho lo oprimía y me costaba respirar, unas lágrimas empezaron a salir de mi ojos y ni siquiera me di cuenta en que segundo volvía a tener a Gabi sentando en la silla mirándome, me seque rápidamente los ojos y me deslice en la cama hasta tumbarme y quedar debajo de las sábanas.

— ¿Que haces aquí otra vez? — hable con el nudo en la garganta y aún la presión del pecho.

— Venía a por mí chaqueta y cuando entró me encuentro a mi mejor amigo llorando en la cama — en el momento que menciono ese “mejor amigo ” la presión del pecho aumento y tuve que salir de debajo de la sábana para coger aire — Y a ti desde cuando te dan ataques de ansiedad — Gabi me miraba serio mientras yo intentaba recobrar el aire.

— Hace mucho — cogí aire — Pero no te lo he dicho nunca — volví a coger aire — No me gusta que siempre estés preocupándote por mi — Gabi rodó los ojos, sonrió y al ver que yo no conseguía respirar con normalidad se levantó de la silla pegó un pequeño salto y se sentó en la cama al lado de mi mano, me cogió la mano y la empezó a acariciar sin mirarme.

— No me voy a ir así que ya puedes empezar a respirar que no pienso hacerte el boca a boca — eso me hizo soltar una risita y mirarle a los ojos mientras intentaba recobrar el aire hasta que lo logré — ¿Mejor? — asentí y dejó de acariciar mi mano pero aún así no la soltaba — Se lo que te pasa, estás así por nuestra amistad ¿Verdad? — no dicen que el que calla otorga pues eso hice callarme — Riccardo....habla conmigo, dime que te pasa.

FUERZA (IEGO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora