Cuando vivía en la academia de Serenity, descubrí que el sótano conecta todas las partes de la mansión donde fue construido. Hay una escalera que conecta cada uno de ellos. Ella también lo descubrió y mandó a sellar cada puerta del piso superior que estuviera conectada con el inferior, así sus estudiantes no se escondían en el sótano para enrollarse- conmigo, principalmente- pero yo recuerdo muy bien donde se encontraba cada entrada.
Me escabullí por el sótano entrando por un conducto de agua- ahora huelo asqueroso, pero nada que hacer- y ahora mismo estoy en la puerta que da a la habitación tipo cárcel de la academia.
Busco en la mochila una lista de hechizos que saqué del libro de los Baggio. Son hechizos que creí me servirían y hay uno que jamás lo he hecho y tampoco he visto a ninguno de los chicos hacerlo. Según lo que decía la descripción, es capaz de destruir cualquier tipo de barrera. Supongo que una pared cuenta como barrera, ¿verdad?
Encuentro el hechizo que estaba buscando, me aprendo las palabras y cierro los ojos para concentrarme mejor. Levanto la palma de la mano y la apoyo suavemente en la pared.
- Perdere eam- digo firme, como Elysia me enseñó.
Pensé que al usar el hechizo se haría un agujero en la pared lo suficientemente grande para pasar, pero lo que ocurre es de mayores dimensiones. Lo que realmente sucede es una explosión. Toda la pared se resquebraja y se rompe, haciendo que salten miles de pedazos por el aire.
La pared era de ladrillo, lo más firme que puede ser una pared y aun así se destruyó como si hubiera chocado un avión contra ella.
Tengo que cubrir mi cara para que no me golpee ningún resto de la pared destruida. Hay una cantidad excesiva de polvo que me impide abrir los ojos. No me gusta nada que no pueda ver lo que hay al otro lado de la pared. Ely podría estar allí junto a un montón de cazadores de hechiceros listos para acabar conmigo.
Cuando abro los ojos, me encuentro con dos personas en la habitación, quienes tienen los ojos tapados como lo estaba haciendo yo antes. Una es Elysia en una jaula de pájaro tamaño humano. La otra persona es un hombre que nunca había visto antes, alto y de cabello rubio. Está vestido con el mismo uniforme negro que usamos todos en la academia de Serenity, así que supongo que es un cazador de hechiceros.
Al yo ser el primero en abrir los ojos tras la explosión, tengo una ventaja que no pienso desaprovechar. Miro al chico- ahora que lo veo mejor debe ser un poco mayor que Dante- y levanto mis dos palmas hacia él.
- Ut ex me- digo al tiempo que el hombre abre los ojos y sale disparado al otro lado de la habitación, chocando con la pared.
Aprovecho que está lejos para acercarme a Elysia. Ella tiene los ojos abiertos fijos en mí, con una sonrisita de suficiente en la cara.
-Hola, brujita.
-Luc- me dice casi con emoción. ¿Ely emocionada? - Cuidado. Es un hechicero.
-¿Qué?
-Owen, el tipo ese rubio- me indica al otro lado de la habitación, donde ya comienza a recomponerse- Es un hechicero. Él...
El chico rubio- Owen, según me dice Ely- actúa mucho más rápido de lo que puedo pensar. Antes de que Elysia termine de hablar ya estoy volando por los aires, chocando con la pared, al igual como lo hizo él.
¿Un hechicero? ¿De parte de Serenity?
Jamás lo había visto en mi vida así que debió conocerlo después de que me fuera. Quizá intentaba reemplazarme y a Lewis, su mano derecha, pero ¿un hechicero? ¡Serenity los odia! Conmigo hizo una excepción porque soy su sobrino, pero ¿para qué lo quiere a él?
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La magia perdida
Fantasía¿Podrías perdonar a la persona que asesinó a tus padres cuando tenías solo ocho años? Esa es la pregunta que se hace Elysia Baggio, una de las últimas hechiceras del planeta quien, junto a sus hermanos Dante y Francesca, buscan una forma de sobrevi...