12. Una decisión.

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Me desperté temprano, miré la venda que envolvía mi mano y recordé la caja de antibióticos que el señor Panich había dejado sobre la mesa del living el día anterior.

Me preparé el desayuno y tomé una cápsula. La fiebre había desaparecido y el dolor ya no era tan pronunciado.

Caminé por la casa cargando al señor Cachetes y me dirigí al laboratorio cuando el sonido del teléfono me detuvo, miré la pantalla y el nombre seguido de un corazón rojo, dijo:

- ¡Buenos días!

No pude distinguir su voz, era más ronca y más apagada.

- ¿Buenos días? - exclamé más como una pregunta que como una respuesta.

Antes de que pudiera quejarme por llamar tan temprano, el alfa dijo;

- ¿Cómo te sientes? ¿Tomaste los medicamentos?

¿Cómo se atrevía a preguntar? ¿Acaso éramos amigos? Nos habíamos visto solo dos veces.


"Él te llevo al hospital"


¿Qué importancia tiene eso? Cualquiera en su lugar lo habría hecho, yo también lo hubiera hecho.


"Él es bueno" volvió a decir la voz.


¿Bueno? ¿Cómo podría asegurar eso? No lo conocemos. Es un completo extraño.


"No te pareció tan extraño cuando metiste su pene en tu boca".


La alusión a ese episodio me dejó helado, era una parte de mí traicionándome descaradamente.


"¿Acaso olvidaste cuánto lo disfrutaste?"


Intenté silenciar ese ruido de mi cabeza pero regresó más fuerte.


"Sé que quieres repetir"


Me escandalicé frente a ese pensamiento.

- Sí. - Le respondí y rogué que esa respuesta fuera para el alfa y no para la odiosa voz de mi cabeza.

- ¿Te duele? - Me preguntó.


"Deberíamos preguntar... si a él le duele lo que le hiciste" dijo esa malvada voz.


No tenía intención de pelear, sobre todo cuando mi oponente me conocía a la perfección.

- Nos vemos en dos días... - dije para terminar con esa tortura y corté la llamada.


***


Había encontrado la forma de protegerme de los alfas gracias al repelente, pero el problema principal aún me era desconocido. Necesitaba descubrir la razón por la cual mi aroma alteraba tanto a los alfas. Debía regresar al origen y comenzar planteando, de forma simplificada, el conflicto. No cabía duda que algo en mí, despertaba el instinto animal de los alfas y eso era producido por mi cuerpo.

CORONA DE SANGRE (Parte 1: "Sin Omega")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora