21. Lo que más...

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Dedicado a "Rayito de esperanza" () porque me hizo reír.


Un nuevo día comenzaba para mí. Había pasado más de una hora buscando algo acorde al encuentro con mis suegros falsos y no podía creer que a pesar de la cantidad de prendas que llenaban dos habitaciones de mi casa, no encontrara nada que ponerme.

Me arrepentí de haber ignorado a la dueña de la tienda quién me ofreció prendas formales.

Miré hacia un costado y vi la pantalla encendida del teléfono.

- ¡Criatura! ¿¡Cómo te atreviste a ocultarme algo tan importante!?

- ¿A qué te refieres, Rally?

- ¡A tu novio! Me llamó hoy para presentarse como tal. Dijo que te llevaría a conocer a sus padres.

- Así es. – dije lamentándome de mi mismo.

- Creo que es un poco apresurado.

Se formó un rayito de esperanza al escuchar sus palabras, tal vez Rally fuera la llave para posponer esa reunión.

- ¡¿Crees que debería cancelarlo?! – pregunté impaciente.

- No, criatura. Estoy ansioso por contárselo a tus padres, aunque creo que tú deberías hacerlo primero.

Toda mi esperanza se desvaneció al reconocer a un traidor entre las filas.

- ¡Rally por favor, no digas nada!

- Lo sé, criatura. Tu novio ya me lo dijo todo. Ambos viajarán y hablarán con ellos personalmente.

- ¿Te dijo eso?

- Sí, creo que es una maravillosa idea, pero te sugiero que lo mantengan en secreto de la prensa, de lo contrario recibirán la noticia antes de tiempo.

- Si, gracias. – dije sin ánimos.

- ¿Por qué te oyes tan abatido? – preguntó Rally.

Porque lo estoy, quise decirle. Me siento como una marioneta.

- No encuentro la vestimenta adecuada. – mentí.

- Es un evento importante, no puedes vestir esos trajes apagados que sueles usar. Ve y compra algo lindo pero formal. – dijo hiriendo mi pisoteado orgullo.

- De acuerdo, compraré algo formal y colorido. – le respondí eufóricamente.

- ¡Cambia esa actitud! Debes impresionar a tus suegros. No comiences una aburrida disertación sobre sinapsis y marcadores de hormonas.

- ¡Rally! – me quejé.

- Te conozco, criatura. Eres inteligente de pies a cabeza... pero a veces rayas lo ególatra. No los aburras con tus conocimientos matemáticos o estadísticos.

- ¿Y entonces qué debo hacer? – inquirí preocupado.

- Criatura, muestra tus otros encantos...

- ¿Cuáles otros encantos? – quise saber.

- Sabes tocar la flauta traversa, el violín, el arpa y el fagot. Toca algo para ellos.

- ¡Hace mucho tiempo que no practico! – reconocí al instante.

- Tienes un excelente gusto por el arte, impresiónalos con tu elocuencia. – sugirió Rally.

CORONA DE SANGRE (Parte 1: "Sin Omega")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora