CAPÍTULO VEINTE - ME CASO

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WILLIAM GUEST

Hoy, en el día sábado, treinta de octubre del año mil ochocientos dieciocho, me caso. Antes de que mi hermano falleciera, jamás pensé que este día llegase. Luego tuve que resignarme y aceptar que era una obligación más con mi familia, aunque cuando me percaté de que me había enamorado de Emily, comencé a ilusionarme con la idea del matrimonio.

La señora Byron se encargó de matar todas mis esperanzas de casarme con la mujer que quiero, por lo que la boda de hoy no me entristece, al contrario. Este acontecimiento me libra de tener que unirme a alguien sin que exista amor de por medio, porque Anne es una de mis mejores amigas y la viuda de Roger, así que la quiero muchísimo, aunque no tenga nada que ver con el amor que se le debe procesar a una esposa.

En ese sentido, los dos nos entendemos bien y lo hemos hablado varias veces. Ella sabe que no soy un santo y yo que ella tiene también sus necesidades, por lo que seremos lo más discretos posible para evitar habladurías e intentaremos continuar casados hasta que alguno de los dos quiera casarse con otra persona.

Desde que conocí a Emily no he intimado con nadie, pero espero que poco a poco vuelva a ser el William Guest de antaño, al igual que Anne supere a Thomas y pueda disfrutar de su vida sin ni siquiera acordarse de ese malnacido.

—¿Qué estás haciendo? —me pregunta mi padre, cuando entra en la habitación donde se supone que me tengo que vestir para mi boda.

—Me ha llegado esta mañana temprano el Tratado de Londres que se ha firmado hace diez días entres los Estados Unidos e Inglaterra e Irlanda y le estoy echando un vistazo —le respondo sin levantar la vista del documento que tengo en las manos.

—Te he traído el anillo de bodas de mi madre, ya que el que tiene tu madre perteneció a mi abuela.

—Ya he comprado un anillo en Londres, papá —le hago saber.

—¿No prefieres algo que ha pertenecido durante años a la familia?

—Déjalo para que lo utilice mi primogénito, al fin y al cabo, ese anillo era con el que iba a desposar Edward a su esposa.

—Él estaría muy orgulloso de ti. Tu madre y yo sabemos lo poco que te atraía el matrimonio y sé que en parte lo haces para hacernos felices a nosotros, no obstante, con una mujer como Anne, que te conoce muy bien, creemos que puedes ser muy feliz, hijo —me dice, emocionado.

—Lo sé —es lo único que me atrevo a decir, para no permitir que se me escape una lágrima.

Emily también me conoce bien, incluso mejor que Anne, puesto que con ella he sido siempre totalmente franco, excepto cuando le oculté quién era. Ella hubiese sido una esposa con la cual poder ser totalmente feliz. Sin embargo, evito pensar en su ausencia y me concentro en acabar de hojear el documento que tengo en las manos para terminar de vestirme.

—¿Aún no has comenzado a prepararte? —me pregunta James, cuando interrumpe en la habitación como si viniese a salvarme de un grupo de desalmados.

—Tengo una hora y me puedo preparar en diez minutos —le contesto.

—Pues ya que está aquí James, voy a ver a tu madre, que está de los nervios —se despide mi padre antes de cerrar la puerta.

—Los señores Grant me han pedido que te transmita todo el agradecimiento que sienten por ti, sobre todo el padre de Anne. Ha estado a punto de llorar y por eso he venido a verte. Parece ser que Thomas volvió a pasar por su casa mientras estuvimos en Londres, aunque Anne no sabe nada al respecto —me cuenta James.

—¿Y qué quería? —me intereso.

—Pedir disculpas por su anterior visita, ya que había bebido y perdido los papeles y poder hablar con Anne. Cuando la madre le preguntó si se iba a hacer responsable de su hijo y pedirle matrimonio a Anne y este le dijo que no es un hombre que se casa, los padres educadamente, al menos es lo que me contaron, lo invitaron a irse y a que no volviese más por su casa si en algún momento había sentido cariño por su hija.

Lady in waiting - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora