capitulo 2

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Tengo que llegar a la librería a las 2:00 en punto y ya son las 1:30. Revisé por milésima vez la hora en mi teléfono y comencé a dar vueltas por el pasillo.

¿Por qué tarda tanto? Llevo casi una hora esperándola afuera de la sala de maestros y no parece que vaya a salir nunca.

Voy a tener que ir a la librería en transporte o corriendo, pero no puedo dejar esto para después. Me cargue en la pared y gruñí.

Si pierdo este trabajo antes de conseguir otro, ya nadie va a contratarme considerando los antecedentes del empleo en el bar

Una chica salió y se encaminó por el pasillo contrario, así que fui tras ella. Creo que sí es ella, no la reconozco de frente, mucho menos de espalda, pero me dijeron que estaba aquí y es la unica chica que ví.

-Oye -intenté llamar su atención, solo que no lo conseguí-... Emm-¿Cómo me dijo Nam que se llamaba esta chica?-. Presidenta -dije y se detuvo.

-Dime... -emserió al voltear y verme. Viéndola bien, no, no la recuerdo. Sabía que mi nula capacidad para reconocer rostros o recordar nombres me iba a traer problemas como este.

-Sobre el recibo que me diste...

-¿Los treinta con los que me estafaste?-me interrumpió.

-Yo no te... -guardé silencio porque su señalamiento me hizo enojar y eso solo iba a empeorar esto-. Escucha, hice mal el registro del préstamo y por eso me lo marcó como tardío, pero déjame devolverte el dinero, solo no le digas nada a mi jefa. En serio necesito el trabajo.

Caminó hacia mi, con expresión inocente y, a una distancia apropiada, extendió una mano hacia mi. Encerio quiere el dinero devuelta.

Rodeé los ojos, me descolgué la mochila y saqué mi cartera para darle los treinta.

Ya con el pago en la mano, la acercó a la carpeta que sujetaba y me miró.

-¿Lo necesitas? -preguntó.

-¿Que?

-El dinero.

-Ah... No.

-Pero dijiste...

-Nada más no digas nada y perdón por el malentendido -dije y encaminé por el lado contrario.

Tenía que irme ya.

Por lo menos llegué a tiempo. Habría Sido un desperdicio devolver ese dinero si de todas maneras me despedían por llegar tarde.

-Hoy vas a recibir un tiraje -indicó la mujer alistándose para salir en el instante en el que crucé la puerta de cristal.

Otra vez no hay nadie aquí más que yo.

En la tarde, mientras acomodaba los libros que estaban fuera de su sitio, estuve repasando el apellido Armstrong y no, no recuerdo haberlo escuchado antes de ayer.

Se que, cuando llegué al instituto, al entrar dos semestres más tarde, alguien me ayudó a ponerme al corriente con créditos y estuve muy ocupada en eso como para saber quién era, en cambio, estoy segura de que se trataba de la Presidenta. No es que haya hablado con ella, solo me dió una lista de deberes y algunas indicaciones.

Cómo sea, la única visita de la librería fue de la paquetería, con tres cajas de una nueva novela recién publicada. Eso significa un par de visitas, si es que la publicación es conocida.

...

-Nosotros te llevamos hasta tu casa -Nam hizo otra sugerencia, la número cuánto del día. En serio quiere que vaya a esa fiesta con ella y sus ideas ya se fueron desde pedir permiso a todas las personas necesarias hasta desaparecer todo el fin de semana.

En el vino y el café /FREENBECKY/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora