Capítulo 16

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En la entrada del instituto no me encontré con Rebecca, así que fuí hasta mi aula, directo a tomar asiento.

—No ha llegado tu chikistrikis —me anunció Nam, como si le hubiera preguntado, y subió a mi mesa.

—¿En serio? —hablé con ironía, con la atención en mi teléfono.

—¿Cómo va su primera semana? ¿Habrá fiesta de aniversario? —curioseó Heng desde la mesa de Nam.

—Va bien, gracias por preguntar, y no, no habrá nada de eso.

—¿De verdad estás contenta? —preguntó Nam—. Es que no te ves emocionada.

—Estoy tranquila —la miré —, ella me da tranquilidad.

La mujer abrió la boca y emitió un grito ahogado.

—¡Que linda! ¿Quien diaria que tenías ese lado cursi?

—Por favor, cásense —dramatizó el chico, cubriéndose la boca con una mano, como si estuviera llorando.

—Oye... —la chica se inclinó hacia mí, al igual que Heng—, ¿Ya se besaron? —susurró.

Ah, por Dios.

—No.

—¿Por qué no? —le siguió el otro.

—... Ella es tímida con eso.

—¿Y no quieres? —Nam expresó una sonrisa lasciva.

—Me muero de ganas —le dí por su lado y lo único que hice fue que gritara de emoción.

—¡Pues hazlo! —Heng me dió un golpe en el hombro.

—Sin su permiso, no.

—Dios —la chica me sujeto la cara con una mano— ¿quien crío a esta princesa tan caballerosa? —sacudió mi cabeza.

Preferiría decirles la verdad a estos dos. No quiero pasar por una conversación como está otra vez.

A la hora del almuerzo, Rebecca me envió un texto, pidiéndome ir a la sala del Consejo. Dijo que fuera siempre que me llamara, así que lo hice.

Creo que necesitaba mi ayuda para algo, en cambio, estaba sola en el aula.

Entré y tomé asiento al otro lado del escritorio, dónde se encontraba leyendo unos papeles.

—Más tarde habrá una reunión y van a llegar aquí —me miró —. Quiero que nos vean juntas.

—Claro — no le dí importancia.

—Oye..., hace un rato, fui a hablar con unos chicos de medio superior y Linette estaba ahí, ¿ella sabe de nosotras?

—Yo no le dije nada, se enteró por lo que dicen aquí.

—¿Y que piensa?

—Dijo: «Te estaré apoyando».

—Es una niña muy linda —sonrió—. Me di cuenta de que algo me quería decir, pero no sé atrevió.

—No habla a menos que le hables, solo la primera vez.

—Bueno, puedo intentar tratarla —aseguró. Eso a mí no me interesa y puede hacer lo que quiera—. Amm... Me preguntaron... si... ya nos habiamos besado.

La miré.

—No me vas a pedir que lo haga¿Cierto?

—¿Tanto te costaría? —se ofendió.

—A mí no. Tú eres la que se derrite si me acerco —dije y empezó a enrojecer—. A eso me refiero —aludí a su rubor.

—Me cuesta mucho —escondió la cara entre sus manos. Se descubrió para mirarme—. De verdad necesito que crean que estamos en una relación seria. Ya empiezan a hacer lo que les digo.

En el vino y el café /FREENBECKY/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora