Narrador omnisciente
-¿Lo querían ejecutar? -se escuchó la voz impresionada de Fuyuka a través del altavoz.
Satoru había llamado a Fuyuka justo al terminar su reunión con los peces gordos. Habían encontrado a un chico que parecía tener una maldición con él, protegiéndolo de cualquiera que intentara acercarse a él. La maldición había logrado matar a dos hechiceros de primer grado que habían intentando llevarse al chico para que los altos mandos lo juzgaran y también había herido a varios alumnos del instituto, metiendo sus cuerpos en unos casilleros con bastantes golpes en el rostro y cuerpo. Los altos mandos habían sentenciado al adolescente a muerte, pero por suerte para él, Satoru era quien se había hecho cargo de la situación.
-Él mismo estuvo de acuerdo, ¿no es increíble? -dijo con voz infantil -. Incluso ha intentado suicidarse, pero parece ser que la maldición no se lo permite.
-Solo es un chico de dieciséis años.... -dijo Fuyuka con voz triste -. Dime que has hecho algo, por favor.
El hombre sonrió al escucharla. Su amada esposa siempre se preocupa por los demás, incluso por personas que no conocía. Aunque él tampoco permitiría que al chico le pasase algo si él mismo podía evitarlo.
-¡Claro que sí, mi amada! -dijo efusivo -. Él no quiere dañar a nadie más, así que le propuse que controlara la maldición para ayudar a los demás y aceptó. Okkotsu Yuta asistirá a la escuela de magia de Tok- -se interrumpió cuando de repente empezó a escuchar mucho ruido a través del altavoz -¿Qué ocurre?
-¡Hakari, para de una vez! -se escuchó el grito lejano de uno de sus alumnos a través del altavoz. Era la voz de panda.
-Atún con mayonesa -dijo esta vez Toge, hablando con ingredientes de onigiri como siempre hacía para que su técnica no se activase.
Un suspiro pesado se escuchó más fuerte que las demás voces.
-Lo que ocurre es que cuando llegues, tú y yo tendremos un alumno menos en nuestras clases. ¡Ya que los voy a matar!
Satoru soltó una risa baja.
Al ser mandado de misión, Fuyuka quedaba como encargada de quedarse con los alumnos de primero junto a los de segundo. Esto era algo que la mujer odiaba, ya que Hakari era tan apasionado que su personalidad chocaba con la de Maki, que era bastante apática y odiaba la manera de actuar de su compañero mayor.
-¡Eres un pesado!¡Vete a bailar a otra parte y deja que la profesora Fuyuka nos entrene a nosotros!
-¡Vamos Maki, si no dejas de ser tan indiferente, jamás te echarás novio!
-¡No lo quiero!
-¡Parad los dos de una maldita vez! -gritó Fuyuka enfadada -. Luego hablamos cariño, te amo.
Fuyuka colgó la llamada casi sin dejar que él se pudiese despedir, provocando que soltase una carcajada. Le causaba gracia la forma en la que Fuyuka se llevaba con los alumnos. Y aunque estos parecían adorarla, no eran conscientes de los quebraderos de cabeza que le causaban a la pobre mujer.
Guardó su teléfono en su bolsillo y camino hacía la habitación en la que Yuta se encontraba guardando sus pertenencias. Él chico llevaba un tiempo viviendo solo en un apartamento de un familiar que murió hacía unos años, para proteger a su familia. Había decidido distanciarse de ellos, solo entablando una relación con su pequeña hermana, aunque era a distancia.
Las manos del chico temblaban bastante cada vez que agarraba algo para meterlo en su maleta, mostrando el miedo que tenía. Aunque no era de extrañar. Poseer a tu amiga de la infancia como maldición y que te atormenta constantemente haya donde vayas, no debía de ser para nada agradable.
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INFINITO | Gojo Satoru
Fantasy-Eres el aire que respiro, Satoru -susurré rozando sus labios que formaban una sonrisa dulce. -Y tú... tú eres mi infinito, cariño. Nuestros labios se juntaron, formando una danza al ritmo de una suave melodía. Profesando un amor tan inmenso como el...