13 - Una réplica maliciosa

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Narra Fuyuka




Sentía un cosquilleo en mi nariz junto a unas ganas terribles de estornudar a causa del olor intenso del desinfectante en el lugar. No lograba entender como es que Ieiri aguantaba y le gustaba estar en esta habitación tan deprimente, junto al olor intenso del alcohol. Aunque si no lo aguantara no tendría lógica que fuese doctora, claro que quizás era a mí a quien más le molestan estas cosas. Siempre había sido demasiado delicada con los olores fuertes.

—Toma —dijo Ieiri extendiéndome en su mano una tableta de pastillas —. Una cada ocho horas y te aliviará los cólicos.

Agarré la tableta y saqué una de las pastillas para tomarla sin agua ni nada.

Odiaba los cólicos menstruales y más aún cuando Satoru no estaba cerca para mimarme y darme cariño. Sí, sé que esto puede sonar un poco infantil, pero cuando está presente mi día suele ser más alegre y colorido.

—Gracias Ieiri —le dediqué una sonrisa —. Espero que me alivie rápido, hoy no estoy de humor para aguantar el dolor sobre todo teniendo entrenamiento con los chicos.

—Es duro ser mujer —dijo Ieiri imitando mi sonrisa —. ¿Has traído a Megumi para entrenar?

Asentí con la cabeza.

—Hoy le toca conmigo, Satoru está de misión y no llegará hasta el almuerzo —dije viendo como se acercaba a su mesa para agarrar unos papeles —. ¿Has desayunado ya?

—Sí —dijo con su mirada cansada contestando a mi pregunta —. Si quieres mañana podemos desayunar juntas.

Me fijé en sus ojeras, que estaban más pronunciadas que de costumbre.

—¿Estás bien?

Me miró y sé que vio la preocupación en mi rostro, porque sus ojos marrones pasaron a mostrarse un poco más alegres.

—No te preocupes, es que últimamente tengo mucho trabajo —dijo moviendo la mano para restarle importancia —. Entre las guardias en el hospital y el trabajo en la escuela no doy para más.

—Deberías tomarte unas vacaciones.

Suspiró para luego regalarme una sonrisa.

—Lo tendré en cuenta —volvió su mirada hacia el papel que tenía en las manos —. Quizás acepte la propuesta de irme con vosotros de vacaciones. Al menos le haría compañía a Hoshi para cuidar a los chicos mientras que Gojo y tú hacéis... ya sabes, vuestras cosas.

Sentí como mis mejillas se calentaban y al escuchar la carcajada de Ieiri y supe que me encontraba bastante sonrojada.

—¡Eres mala!

No pude evitar sonreír al verla reír tan tranquilamente, como si no llevase horas sin dormir por su trabajo.

—Por cierto —dijo ya recompuesta por la risa — al parecer Yaga lleva unos días buscándote, ¿que has hecho esta vez? Se le veía bastante enfadado.

Le sonreí dirigiéndome hacia la puerta.

—No tengo ni idea —dije haciéndome la tonta, provocando que me mirara con una de sus cejas levantadas —. ¡Nos vemos amiga!

Salí rápidamente de la consulta y me dirigí a la cocina, dejando atrás las carcajadas de mi amiga. Ella sabía que algo no muy bueno había hecho para enfadar al director, pero tampoco es que no pudiese evitar que en los entrenamientos se destrozaran cosas. Aunque claro, cargarte la pared de una clase con el cuerpo de tu alumno, al que se supone que tienes que enseñarle a luchar y no matarlo... bueno, era normal que si Yaga en ese momento me encontraba quisiera matarme por destrozar su amada pared.

INFINITO | Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora