14 - Conexión mental

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Narrador omnisciente.




-Sí sigues apretando vas a matarlo -dijo Naobito saliendo al jardín que rodeaba la parte trasera de la gran casa del clan Zen'in.

Satoru mantenía el cuello de Naoya fuertemente agarrado con su mano derecha, manteniendo su cuerpo varios centímetros levantado del suelo. Sus ojos vendados estaban fijos en el rostro rojo del Zen'in por la falta de aire, deleitándose con su desespero.

-Mira el lado bueno, si lo mato te quitarás un gran peso de encima, ¿no crees? -dijo Satoru volviendo su mirada oculta hacia Naobito, aunque nadie sabía si de verdad podía llegar a ver con la venda blanca cubriendo sus ojos.

Había pasado tan solo un día de lo ocurrido con Fuyuka. No había querido dejarla sola bajo ninguna circunstancia hasta que de verdad ella se encontrara bien. Y en cuanto su amada esposa se encontró mucho mejor, decidió hacer una visita al clan Zen'in para demostrarles y dejarles en claro que era lo que pasaba cuando se metían con la esposa del líder del clan más poderoso de la hechicería.

-Dime Gojo, ¿que ha hecho mi estúpido hijo para que tengas esas escalofriantes ganas de asesinarlo?-preguntó acercándose un paso cruzando sus brazos.

El olor a sake rancio llegó a su nariz, provocando que una mueca de asco se formase en su boca.

-Es gracioso que ni siquiera tú, su líder sepa lo que este incompetente ha hecho -dijo soltando el cuello de Naoya bruscamente, haciendo que respirase abruptamente y sus rodillas cedieran ante su peso en cuanto sus pies tocaron el suelo-. Aunque no me extraña si te pasas el día borracho, viejo.

El líder de los Zen'in pasó por alto la falta de respeto de Satoru, era más mayor el miedo hacia él que su reputación.

-Yo.. no..he.. hecho na-nada... -dijo Naoya con esfuerzo.

El grito de dolor que soltó resonó en todo el jardín. La patada que Satoru le había dado en en estomago hizo que vomitara en el césped todo el desayuno, donde cayó de cara, pringándose completamente con el asqueroso mejunje.

-¿No has hecho nada? -dijo soltando una risa sarcástica-. Te has molestado en hacer una réplica del objeto para mostrárselo y tienes el descaro de decir que no has hecho nada. ¡Te mataré en este instante si no te atreves a entregármelo!

Naoya miró con miedo hacia su padre desde el suelo, pero éste solo miraba a Satoru con confusión.

-¿Réplica? -preguntó para mirar a su hijo-. ¿A que se refiere, Naoya?

Este no contestó, no quería tener que dar explicaciones y mucho menos delante del de pelo blanco, que cada vez lo odiaba más. Aunque su silencio se vio interrumpido por el quejido que escapó de sus labios cuando Satoru posó su pie en su cabeza y empezó a apretar.

-¿No vas a decírselo? ¿Eh? -dijo Satoru con furia-. Tu "querido" hijo hizo una réplica del látigo de la ira y se atrevió a llevarlo a la escuela para utilizarlo con mi esposa -dijo sorprendiendo a Naobito-. Aunque claro, no todo salió como él quería, ¿verdad? - Apretó con fuerza su pie para escuchar otro quejido salir de su asquerosa boca-. Tu criado lo ha confesado todo. Te atreviste a robar unos papeles confidenciales del despacho de Yaga, donde se encontraba todo el proceso médico de mi esposa. Creaste lo que más miedo le daba, para controlarla y hacer lo que quisieras con ella, pero no tuviste en cuenta que Megumi podía estar allí -soltó una carcajada y se agachó, agarrando el cabello del hombre y levantando su rostro sucio del suelo-. Odio que subestimen la fuerza de mi esposa, pero déjame decirte algo Naoya. Que esté yo aquí ha sido lo mejor. Si hubiese venido ella, no te habría dado tiempo a abrir tu asquerosa boca para pedir ayuda, que tu cadáver ya estaría adornando el jardín.

INFINITO | Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora