antes que nada todo persona que tenga un E antes de su nombre es de Energia.
Todo a su alrededor parecía distorsionarse mientras seguían al otro Doraemon. Finalmente, frente a ellos, se vislumbró lo que supusieron que era la salida. Al salir, tuvieron que llevarse las manos a la boca, intentando sofocar sus arcadas ante la desconcertante inversión de la realidad.
—Arriba es abajo y abajo es arriba—, murmuró Nobita con desorientación, luchando contra las sensaciones vertiginosas y las ganas de vomitar.
La conmoción repentina envolvió a Nobita y sus amigos. Explosiones ensordecedoras y gritos angustiados llenaban el aire, sumiéndolos en un caos inesperado.
Con miedo reflejado en sus ojos, Shizuka se acercó a Nobita. —¿Qué... qué está pasando?— murmuró, mientras destellos de luz violentos se estrellaban frente a ellos, resquebrajando las ya debilitadas estructuras de los edificios.
Suneo temblaba visiblemente. —Necesitamos encontrar refugio— insistió, pero al mirar a su alrededor, se dieron cuenta de que no había un lugar seguro donde resguardarse. La urgencia se apoderó de ellos—¡Debemos regresar!— exclamó Suneo, pero el portal que los había traído se cerró abruptamente. La sensación de desesperación se apoderó de ellos mientras se enfrentaban a un mundo desconocido lleno de peligros.
—¡Yo maté a Doraemon!— escucharon gritar con un tono burlesco antes de que los dos destellos violetas se detuvieran, permitiéndoles ver que tenían apariencia semi humana. —¡Yo maté a Doraemon!— repitió.
Nobita comenzó a temblar por la ira contenida. —Se suponía que debía evitarlo—, murmuró, haciendo que su contraparte sonriera aún más. —Pero tú...— las lágrimas en su rostro se convirtieron en fuego violeta, cubriendo sus ojos. —¡Te mataré!— gritó, y en sus manos aparecieron dos espadas cortas con las que intentó golpearlo. Sin embargo, B-Nobita las esquivó con facilidad.
Lleno de ira, Nobita giró con las espadas, buscando infligir daño. Sin embargo, B-Nobita respondió con una patada alta que lo golpeó en la cabeza. A pesar de los esfuerzos de Nobita, su contraparte desplegó una espada y trató de empalarlo. Nobita logró detener el ataque con sus propias espadas, pero la fuerza de B-Nobita estaba empezando a prevalecer, y la amenaza de que cortara su cuello se volvía más inminente.
Un destello amarillo cortó el aire cuando una lanza intentó apuñalar a B-Nobita por la espalda. Sin embargo, este reaccionó con rapidez, pateó a su contraparte, tomó la lanza y la partió. Mercy, decidida a proteger a su hermano, recreó la lanza y se preparó para el contraataque.
Dagas aparecieron en las manos de B-Nobita, apuntando hacia Mercy con precisión letal. A pesar de sus esfuerzos defensivos, una de las dagas encontró su objetivo, hundiéndose en el hombro de Mercy. Con la otra mano, B-Nobita se preparó para asestar un golpe mortal en su costado.
En ese momento crítico, destellos rojo, verde y celeste iluminaron el campo de batalla. Nova creó una estaca con rapidez, pero la esperanza se desvaneció cuando se partió al tocar la piel de B-Nobita. Garo emergió con un mazo imponente, descargando un golpe feroz que envió a B-Nobita al suelo. Cala desató una lluvia de flechas con destreza, bombardeando la posición del adversario caído.
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E-Doraemon escuchó los gimoteos de miedo y se encontró con las versiones alternas que había conocido. —¿Qué están haciendo aquí?— preguntó con urgencia.
Los jóvenes parecían haber perdido la voz por el miedo. —Creímos que podíamos ayudarte, hermanito—, murmuró Dorami. —No imaginamos esto.—
N-Doraemon suspiró. —Aún no nos han visto. Síganme para que se refugien—, murmuró, volando hacia el parque.