El viaje terminó un día después y Eli no volvió a llorar después de aquella noche, Akon le llevó todas sus comidas y ropa la mañana siguiente. Cuando llegaron le colocó las esposas nuevamente y le guió al caballo, le subió como la última vez y cabalgaron medio día antes de divisar a la distancia un viejo castillo de piedra, Eli lo vio, tenía una imagen pintoresca y hermosa, rodeado de vegetación pero a él sólo le parecía una prisión. Cualquier esperanza de que aquello pudiese no ser tan malo ya se había desvanecido, también había decidido intentar aceptar que la persona de la que se había enamorado no existía. Cuando Akon le bajó frente al castillo tomándolo de la cintura, no sintió la emoción que podría haber sentido el día anterior o hace dos años, no le saltó el corazón de emoción, simplemente se le estrujó haciéndole faltar el aire. Caminó dócilmente por los pasillos, sabía que Akon le decía algunas cosas del lugar pero no le prestaba demasiada atención, no decía nada que le interesara, no quería saber cuántos años tenía la edificación ni a quien había pertenecido, tampoco quería escucharlo dictar órdenes a sus hombres y cuando le llevó escaleras arriba y le mostró su habitación simplemente asintió cuando le pregunto qué le parecía.
-Está bien- dijo sin emoción, no le importaba qué tan hermosa era, claro la prefería sobre una celda pero en ese momento no le causaba entusiasmo- Gracias- agregó no queriendo provocar a su captor, sabía que entre más tranquilas tuviese las cosas con el otro más soportables serían los días encerrados.
-¿No es suficiente para la princesa?- escuchó el tono ácido en la voz de Akon y buscó su mirada.
- Es más hermosa que mi habitación en mi hogar, gracias- Akon parecía tener alguna especie de complejo con su posición, ¿sería eso? Ser un príncipe, ahora un duque ¿era el interés que tenía Akon en él? ¿Quería someter a alguien de la realeza acaso? ¿Qué quería? ¿Probar que valía más que cualquier noble de sangre azul?- ¿Me quitarás las esposas?- sea como fuese él no quería tener problemas, quería simplemente sobrellevar aquello y si podía lograrlo, que lo devolviera a su casa.
-Éste es ahora tu hogar- le aseguró acercándose, el enorme hombre le rodeó con ambos brazos para quitarle las esposas y tras retirarlas acercó su rostro amenazante al de Eli- Espero que no lo olvides, ahora eres mi mujer y tu sitio es aquí, a mi lado- Eli ladeó el rostro.
-¿Hasta que te canses de mí? - completó la frase y Akon frunció el ceño, al parecer lo había hecho enojar.
-Exacto, hasta que me canse de ti- Eli sonrió con una mueca ligeramente dolorosa y asintió, la verdad es que conforme lo iba aceptando la idea lastimaba un poco menos, de hecho, comenzaba a serle difícil emocionarse por lo que ocurría a su alrededor, positiva o negativamente, no lograba inquietarse de ninguna forma. Miró por la ventana.
-¿Cuántas "mujeres" tienes?- él quería saber perfectamente dónde estaba parado, parecía extraño pero deseaba ser lastimado, si Akon tenía más balas que pudiesen hacerlo quería recibirlas todas de golpe, quería saberlo todo y comenzar a sobrepasarlos, no deseaba ir recibiendo los golpes poco a poco, eso sólo haría su suplicio más agonizante.
-¿Crees que voy por ahí formando un harem?- preguntó molesto y Eli le dirigió una mirada tranquila.
-Es solo una pregunta, si la posibilidad existe deseaba preguntar- Akon le tomó por el cabello y Eli apretó los ojos creyendo que le lanzaría al suelo pero Akon solo le hizo levantar el rostro para enfrentarlo.
-Solo estas tú y estaras aquí solo para mi ¿entiendes? Si dejas que alguno de mis hombres te toque, te mataré- Eli le miró con enfado.
-No lo permitiría aunque no me amenazaras- ¿pero qué demonios creía que era él? Bueno, en realidad no sabía ni para qué se lo preguntaba, obviamente algo que no valía mucho. O al menos no lo mismo que de haber sido una "dama". Cuando era la princesa era digno de ser adorado y amado, ahora apenas y servía para calentarle la cama.
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Traiciones Reales
General FictionLeonard amaba a Marco, pero cual imprudente adolescente le engañó y lo perdió. Sin embargo, Marco siendo rey, dejó ir a Leonard quedándose con el hijo de éste y criándolo como suyo. Dieciséis años después, Leonard regresa al castillo creyendo a su h...