La noche calló al tiempo que las celebraciones en el castillo comenzaban, el salón estaba repleto de nobles enfundados en lujosos trajes y hermosas máscaras, la guardia entera estaba alerta y en medio de todo el príncipe de Sabeth y la princesa de Madia parecían divertirse cual par de jóvenes enamorados, compartían miradas cómplices y mientras bailaban sus voces bajaban, cubriéndose con la música para compartir sus secretos.
Gerald les observaba desde una prudente distancia y no entendía por qué Leandro había hecho aquella solicitud, esa misma tarde había conocido a su futura esposa y parecía enormemente feliz con ella... entonces ¿Por qué? ¿Era acaso ya tanto su desprecio para llegar al extremo de la humillación? Apretó los puños manteniéndose firme y se recordó que no era tiempo para pensar en aquello, debía mantener la mirada en el joven y dejar de distraer su mente, lo que tuviese que averiguar lo tendría que hacer justo cuando llegase el momento, no antes ni después.
A medio salón Eli miró suspicaz al príncipe que había conocido hacía apenas medio día.
— No es como si te conociera o algo parecido, pero te siento algo extraño— no era el sentimiento que se tiene cuando conoces a alguien y sabes que algo está disímil con él. No, era como cuando conoces a alguien y un presentimiento te dice que hay algo raro con él, posiblemente peligro, posiblemente un cambio, solo era la sensación de que algo estaba diferente ahí.
— No es algo que te diría ya que apenas te conozco— afirmó y Eli suspiró sintiendo el repentino rechazo, pero el príncipe continuo— pero creo que te lo debo después de lo que tú me dijiste a mí.
— No me debes nada
— Yo creo que sí— tomó aire antes de que su "prometida" pudiese decir algo y soltó la confesión— También amo ya a alguien.
— No lo mencionaste antes— Leandro sonrió un poco.
— Es porque antes parecía demasiado lejano.
— ¿Y ahora no?— Eli levantó una de sus preciosas y definidas cejas con una sonrisa ligeramente cínica.
— Puede decirse que no tanto— Eli rió con una diversión sincera.
— Bueno mi príncipe azul ¿no te parece un poco extraño esto? — se burló.
— ¿Que nos casemos cuando tu amas a alguien y yo también, pero no el uno al otro?— no parecía importarle en lo absoluto.
— Buena forma de resumirlo— asintió con una sonrisa.
— Creo que es perfecto, seremos justos si ambos nos somos infieles— soltó en tono de broma sabiendo que hablaba en serio, Eli sonrió ante la afirmación, pero aun apenas conociéndolo, Leandro supo que se había entristecido.
— Tal vez tú, príncipe azul... para mí es imposible.
— Dímelo— pidió de golpe..
— ¿Qué cosa?
— ¿Quién es esa persona?
— No... no, creo que no tiene caso.
— Anda, dime el tuyo y yo te diré el mío
— No... no creo que... — levantó la mirada de golpe— espera dijiste ¿mío? ¿Es un él?— Leandro sonrió enigmáticamente y Eli picó el anzuelo—Está bien, dime tú primero y yo lo diré después.
— No voy a caer en eso— se rió divertido de que en incluso lo intentara. Eli fingió sentirse ofendido.
— ¿Crees que te estoy engañando?— Leandro le vio levantando ambas cejas.
— Mi dulce princesa, está usted usando un vestido— Eli rodó los ojos.
— Bien, es un punto para ti...— suspiró profundamente y pareció como si fuese a hacer la confesión pero aun dudaba.
— Vamos que pasa ¿acaso le conozco?— y el sonrojo que cubrió las mejillas de Eli le dijeron que era así— ¿Quién es?— Se dijo que debía ser alguien que viniese con ella, pero solo la ínfima posibilidad de que fuese Gerald le mareaba.
— Es Akon... mi guardián— la afirmación le alivio, sorprendió y después pareció completamente lógica— Y no me importa que no tenga sangre real o no sea tan educado... lo amo de verdad, aunque él jamás aceptaría a un hombre...— Leandro le giro mientras bailaban de forma que pudiese ver a Gerald claramente.
— ¿Ves al general de la Guardia?— A Eli la pregunta le desconcertó por el repentino cambio de tema pero asintió.
— Lo veo ¿qué pasa con él?— sin entender de qué iba.
— ¿Qué opinas de él?— y entonces Eli entendió hacia dónde iba.
— Fuerte, varonil y muy atractivo pero no soy tan superficial, príncipe azul, soy serio con mis sentimientos— aseguró intentando no sonar agresivo.
— Eso es bueno, porque su nombre es Gerald...y es la persona que amo— Eli parpadeó varias veces, abanicando con sus largas y rizadas pestañas, haciendo que por un momento Leandro se desconcertara, Eli era una cosa verdaderamente hermosa.
— ¿Es en serio?— ella no parecía creérselo.
— Así es... en su cabeza soy quizás el equivalente a un hijo, pero lamento informarte, mi hermosa princesa, que estoy decidido a serte infiel — Eli le vio completamente asombrado por la decisión que mostraba pero terminó riendo y asintiendo.
— Y yo espero que lo logres— Leandro se agachó para susurrarle algo.
— Deberías intentarlo— sugirió y Eli negó.
— Él cree que soy una mujer— susurró igualmente abatido.
— Pronto no tendrás que aparentarlo más, el parece interesado en la princesa, quizás llegue a interesarle el príncipe— y es que desde donde estaba, con Gerald a sus espaldas no podía ver la postura rígida de su general ni la mirada dolida hacia él, pero podía ver la ira y los celos contenidos en la de Akon que se clavaba en él, exigiéndole que se apartase de lo que seguramente consideraba suyo. Pero por qué un hombre con aquella mirada se mantenía en la distancia era algo difícil de entender.
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Traiciones Reales
Genel KurguLeonard amaba a Marco, pero cual imprudente adolescente le engañó y lo perdió. Sin embargo, Marco siendo rey, dejó ir a Leonard quedándose con el hijo de éste y criándolo como suyo. Dieciséis años después, Leonard regresa al castillo creyendo a su h...