El silencio estaba hecho en la habitación, Akon mantenía a Eli entre sus brazos, quien no creía siquiera una palabra de lo que había escuchado y lo único que tenía en la cabeza eran los deseos de arrancarle la cabeza a aquel sujeto. Leandro estaba de pie al lado de su padre que permanecía sentado en silencio mientras Gerald había salido de la habitación en busca del arpa que Yudea tanto deseaba.
Marco permaneció en silencio mientras esperaba, no tenía idea ni de donde estaba parado, intentaba concentrarse en los problemas del reino, en lo que significaba que Yudea estuviese ahí, en el valor que podía tener el arpa, en la presencia de Eli y la traición en su reino. Intentaba concentrarse, en verdad intentaba hacerlo, pero no podía, su mente simplemente no podía dejar de volver a Leonard y a lo hecho, había sido cruel e injusto con él, revivido el dolor de su amor no correspondido y toda la ira que lo consumió durante todos aquellos años se había apoderado de él. Dejándolo sin comer ni dormir durante más de un día.
Leonard jamás sería capturado con facilidad... pero en el estado en el que lo había dejado no debía haber sido tan complicado, con los sentidos dormidos y el peso de la armadura arraigado en su cuerpo, qué decir del hambre que seguramente tenía... ni siquiera le había permitido bebiera agua, maldición...
Gerald entró en la habitación con algo cubierto en terciopelo a la habitación, Yudea pudo ver cuando lo descubrió que era el arpa que había buscado por todos lados para su adorado copero. Extendió la mano, Gerald miró a Marco y este asintió. Sólo tener el instrumento en sus manos, Yudea sonrió y comenzó a hablar sin más.
—Ellos deben estar aún en el puerto, probablemente en la bodega en la que se quedaron desde que la dulce princesa Elizabeth arribó aquí— Marco le miró, tenía el ceño fruncido y aunque intentaba disimularlo se estaba muriendo por saber dónde estaba Leonard.
Si Yudea decía la verdad, estaba en manos del sujeto que había matado a sus sobrinos uno tras otro por meterse en su camino ¿qué diablos le haría a un extraño? Solo esperaba que Leonard significase algo de utilidad para quien sea que lo tuviese— Debe estar vivo, Marco— Yudea rodó los ojos al hablar— El tío de esta chiquilla ha deseado desde siempre el trono de su hermano, pero matarlo no sería una buena jugada, la gente le vería como un usurpador, en cambio, protegiendo a su adorada sobrina del malvado rey, asesino de sus hermanos... sería un héroe— Marco debía admitir que tenía ciertas sospechas pero había necesitado aquella unión, los padres de Eli solo querían saber que su hijo estaría a salvo y él necesitaba igualar en fuerza a Yudea antes de que decidiera que necesitaba más territorio. Aun así, sólo quería que le dijese dónde estaba Leonard.
— ¿Cómo es que consiguieron a Leonard?— Marco ni siquiera estaba poniendo en duda el hecho de que Leonard hubiese sido atrapado, sabía que Yudea era un malnacido, pero un malnacido que jamás mentía.
— Creo que hay alguien aquí que sabe más de eso que yo...— sonrió y su mirada se posó de un príncipe a otro— Creo que alguno de estos dos debe saberlo.
Leandro sintió la frustración correr por su cuerpo, ese imbécil estaba ahí, simplemente disfrutando de lo que les estaba ocurriendo.
— Fue mi culpa— Marco miró a su hijo cuando habló— yo le envié al puerto, directo a la emboscada, tenía que ir yo, pero lo envié a él.
— Un príncipe por un soldado, es un buen trato, él debió saberlo— Akon habló pero los demás sabían que no era precisamente un mejor trato, Marco estaba muriendo por dentro y solo se alegraba de que Leandro no supiese que acababa de enviar a su propio padre a la boca del lobo. Leandro por su lado tal vez no sabía que Leonard era su padre, pero sí que sabía que había enviado al amor de la vida de su padre a una emboscada, al único que al parecer había amado, al que acababa de recuperar y él se lo había arrebatado. Leonard le había preguntado si confiaba en aquello y él había dicho que si, ni siquiera se había asegurado de que Eli estuviese en Palacio, había sido crédulo e irresponsable, todos aquellos días había bailado en una ilusión de importancia, sentido indispensable e importante, pero no había sido más que un niño tonto.
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Traiciones Reales
General FictionLeonard amaba a Marco, pero cual imprudente adolescente le engañó y lo perdió. Sin embargo, Marco siendo rey, dejó ir a Leonard quedándose con el hijo de éste y criándolo como suyo. Dieciséis años después, Leonard regresa al castillo creyendo a su h...