La iglesia estaba silenciosa y Leonard se mantenía quieto, aprovechando el momento para acostumbrarse a su nueva ceguera, no importaba cómo lo viera, la petición de Marco era prácticamente imposible. ¿Cómo podía vencer a Gerald en un enfrentamiento de aquella manera? Sospechaba que con los ojos descubiertos ya le causaría trabajo y posiblemente ni siquiera así lo lograría.
Él se había estado ejercitando, no había dejado de practicar jamás, no porque le preocupase que sus habilidades se perdieran sino porque cuando lo hacía se sentía más tranquilo. Aún así no creía tener el mismo nivel de crecimiento que un general que se había enfrentado posiblemente a peligros cercanos a la muerte en aquellos años.
Ahora sabía que la única razón por la que había seguido adiestrándose era porque su cuerpo se negaba a abandonar lo único que le quedaba de Marco y entrar a aquella vida gris en la que le había sumergido su corazón y su mente, diciéndose a sí mismo que era feliz con su hermosa esposa.
Escuchó los pasos apagados de un hombre acercarse, eran las pisadas firmes de un soldado, se acercaron al altar de la iglesia del patrono del Castillo y para su desconcierto fueron directamente a él, deteniéndose a poca distancia.
— El rey manda por usted— y se quedó quieto en su lugar ¿qué demonios quería decir aquello? Se quedó en su sitio y guardó silencio, después de unos segundos el hombre volvió a dirigirse a el— ¿Acaso no me ha escuchado? Le he dicho que el rey manda por usted— y Leonard se dijo que creería en su rey y negó sin moverse.
— No eres tú quien debe darme ese mensaje— y se mantuvo en su lugar, el soldado no le dijo nada más y se retiró. El militar no sabía de qué iba aquello, a él solo se le había ordenado ir y traer la respuesta al rey. Al volver donde su soberano, éste se encontraba también con su general, cuando se acercó ambos le miraron y el gesto le intimidó un poco.
— Mi señor, él se ha rehusado a venir — informó y para su desconcierto, el monarca sonrió satisfecho.
— ¿Cuáles han sido sus palabras?— se veía sumamente complacido y el soldado no entendió la razón, pero se esforzó por recordar las palabras exactas de aquel sujeto.
— Él dijo "No eres tú quien debe darme ese mensaje" y no se movió de su sitio, su Majestad— el rey le indicó con un gesto que se retirara.
— Eso es todo, puedes retirarte— el hombre se marchó y Marco volvió su atención a Gerald— Dile a tu escudero que vaya por él— Gerald frunció el ceño con extrañeza ante la orden pero obedeció, le ordenó al jovenzuelo a unos metros de él que se acercara y le envió por el hombre en la iglesia.
— ¿Qué está pasando aquí, Majestad?— preguntó extrañado volviendo su atención a Marco, ellos dos tenían una relación extraña, se hablaban con cierta confianza pero aun había recelo en Gerald después de todos aquellos años, él había llegado a odiar a aquel hombre después de la muerte del joven Leonard, el muchacho había sido su superior, pero él jamás le había visto de ese modo.
Leonard había iniciado como escudero del rey después de que éste, en uno de sus caprichos, le recogiera de las calles y pese a toda regla le diese ese puesto. El joven, antes ladrón, se había vuelto rápidamente diestro en todo cuanto le enseñaban, era como una esponja absorbiéndolo todo. El chico se había convertido en el general más joven de la historia y aunque sembraba más envidia que admiración, para Gerald nunca había sido así. Él jamás había logrado ver al soldado en el joven. Para él, que había nacido en una buena familia, que había sido amado con profundidad por su madre y enseñado con estricto cariño por su padre, solo era el niño huérfano intentando complacer a su benefactor por todos los medios posibles. Él solo había visto al niño desamparado y con el tiempo su corazón lo había adoptado como el pequeño hermano que jamás había tenido. Después de su "muerte en batalla" se había hecho un funeral enternecedor con todo el teatro necesario, el rey incluso dijo algunas palabras "conmovedoras" pero él sabía que la muerte del muchacho no había sido cosa del destino, había sido cosa de su rey.
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Traiciones Reales
Genel KurguLeonard amaba a Marco, pero cual imprudente adolescente le engañó y lo perdió. Sin embargo, Marco siendo rey, dejó ir a Leonard quedándose con el hijo de éste y criándolo como suyo. Dieciséis años después, Leonard regresa al castillo creyendo a su h...