𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐌𝐄, 𝐂𝐔𝐋𝐋𝐄𝐍 ¦ 𝐂𝐀𝐑𝐋𝐈𝐒𝐋𝐄 𝐂𝐔𝐋𝐋𝐄𝐍

17

-Aún puedo correr, ¿no?.

-No, no puedes hacerlo.

Y suspiró pesadamente, observado la gran casa delante de ella, realmente no había considerado aquella opción alguna vez, y aunque sabía que tal vez ellos detectaron su presencia, ella no lo pudo hacer.

Y sinceramente estaba nerviosa, por qué a pesar de ya haber pasado por aquella situación esta vez se sentía de una manera más real, dónde realmente la estaban consumiendo por completo los nervios.

Si bien, ella ya conocía a Alice Cullen, pero estaba enterada de que eran otros cuatro hijos en la familia, lo que le dejaba saber que tendría que enfrentarse posiblemente a una escena de posibles celos de un hijo "protector" a un padre que es realmente querido.

Oh bueno, eso pensaba ella ya que no tenía hijos y no podía decir lo mismo.

Sintió el tacto frío de la mano del vampiro con la suya, envolviéndola entre sus largos dedos, tomando su mano y llevándola hacia sus labios para dar un suave beso en su dorso, lo que hacía que a ella le acelerara el corazón de manera increíblemente rápida.

-No estés nerviosa, no pasará nada malo.- aclaró con suavidad, dándole una sonrisa.

-Eso dices ahora.- murmuró mientras que suspiraba, jugando con los dedos del contrario.- siento que esto de conocer a tu familia es muy apresurado, ¿no lo crees?.

-Para nada, quiero que ellos conozcan a la mujer que me está haciendo sentir vivo de nuevo.

Hizo una pequeña mueca divertida, girándose para quedar cara a cara de él.- Mira, no me opongo a esto, pero creo que quedaría mejor el hecho de que primero te me declares y luego me presentas a la familia, al menos pude haber traído algún regalo para ellos.

El negó suavemente mientras que dirigía su mano a la mejilla de la chica delante de él, acariciandola con suavidad leve y demostrándole cariño.- Alya, nena, para mi es más importante que mi familia pueda conocerte primero, ya que ellos son lo más importante para mí, así como ahora lo eres tú, y quiero hacer las cosas bien contigo, es cuestión de tiempo para esperar aquella propuesta que marcará nuestra relación definida, pero mi corazón ya es tuyo y lo sabes.

Ella sonrió ante esas palabras tan dulces que el rubio le decía, y él tenía razón, puesto que parecía ser un hombre que hacía las cosas a la antigua, aunque claro, aún estaba aquella espina del querer que ya su relación se estableciera de manera formal.

-Está bien, Carlisle.- sonrió besando su mejilla, apretando ligeramente su mano.- Bueno, ¿entramos?, recuerda que tu no sientes frío, pero yo si.

-Vamos, seguramente ya nos están esperando.

Tomó su mano con delicadeza, asegurándose de no lastimarla y con eso comenzaron a caminar para adentrarse a la gran casa, Alya en ese momento tenía demasiados sentimientos encontrados, de los cuales destacaban el nerviosismo, que era el que reinaba.

Subieron las escaleras para llegar a lo que era el primer piso, el cual supuso que era donde se encontraba la cocina y la sala a lo poco que le explicó el rubio, escuchó voces a lo lejos, lo que la hizo sentirse aún más nerviosa de lo que ya estaba.

Cuando llegaron a lo que era la sala, pudo observar a cinco personas, de las cuales solamente reconoció a una, Alice.

La de corte pixie se acercó con entusiasmo evidente, envolviéndola en un gran abrazo que fue correspondido al instante por la rubia.

-¡Alya!, no sabes cuánto gusto me da que estés por fin con nosotros.- dio a conocer el gusto que le daba verla con ellos.

-Hola, Alice.- saludó con una media sonrisa, mirando con intriga a los demás presentes.

-Alya, te presento a mis hijos.- uno por uno los fue señalando.- el es Emmett, la rubia es Rosalie, el rubio es Jasper, a Alice ya la conoces y el de cabello cobrizo es Edward.

-Un gusto conocerlos a todos.

El más grande que reconoció como Emmett, se acercó a ambos con una enorme sonrisa, extendiendo su mano hacia ella.- Es un gusto por fin conocer a la que está haciendo de Carlisle más travieso.

-¡Emmett!.

-Ups.

La rubia se acercó, manteniendo una expresión neutral en ella.- Rosalie Hale, es un gusto conocerte, Alyssa Potter.

Ella asintió.-Un gusto, Rosalía.

-Jasper Hale, señorita.- se presentó el rubio, quien mantenía una postura recta y algo lejana, como si estuviera evitando mantener un contacto con ella.

-Jasper es nuestro nuevo vegetariano, por eso mantiene su distancia.- explicó Carlisle a la mujer.

Para ellos ser vegetariano era alimentarse de sangre de animales, a lo que el rubio le había dado a entender a ella, por lo que asintió y miró al último que faltaba.

Parecía que Edward quería descubrir algo, pero al instante en el que hicieron contacto visual su cabeza comenzó a doler, sintiendo como alguien quería entrar a su mente, aquello hizo que rápidamente elevara un muro en ella, impidiendo el paso.

-¿Cómo lo hiciste?.

-¿Hacer que?.- preguntó Rosalie al lector de mentes.

-Su mente, no pude leerla.

-¿Leer mi mente?.- preguntó desconcertada, casi molesta.- ¿quisiste irrumpir en mi mente?.

-Es su don, Alice ve el futuro, Jasper influencia en las emociones, y Edward puede leer las mentes.

Prácticamente una Trelawney, un hechizo imperio y legeremancia.

-Entiendo, y supongo que el don de Rosalie es ser extremadamente bella, por qué su belleza no es normal.- aquello hizo reír a todos, incluyendo a la rubia.

-Estas en lo correcto.

-Por cierto, te hemos preparado comida.- habló Alice.- supuse que no has comido aún.

Ella negó, mirando hacia la cocina.- De hecho no, pero, ¿realmente usaron la cocina por mi?.

-Una muy buena razón para usarla.- concordó el rubio riendo.

-No debieron hacerlo, enserio gracias.

-Bueno, serás nuestra mamá, y como muestra de ello es lo menos que podemos hacer por ti.- dijo Emmett con una sonrisa.

Aquella palabra retumbó en su mente, en sus planes siempre había estado la posibilidad de la maternidad, pero ahora que se enfrentaba a ello, pero siendo sus "hijos" unos vampiros creía que estaba completamente loca.

-Gracias.- volvió a agradecer, sintiendo sus ojos húmedos, reteniendo las ganas de llorar.

Jasper lo noto, hablando al instante.- La comida se enfriara si no come ahora, mejor vayamos a la cocina y seguimos la charla.

Y aquello lo agradeció, por qué aquellas palabras seguían en su cabeza.

La tarde pasó con tranquilidad, estar con la familia Cullen la hizo darse cuenta lo que realmente era sentirse querida.

Todos evitaron hacer preguntas incómodas sobre su pasado, nadie preguntó nada acerca de su familia, simplemente la hicieron sentirse ella misma, sin necesidad de estar preguntando por terceros que no importaban.

Alya sintió una extraña sensación de amor familiar, algo que le llenó de alegría y calidez su corazón, y eso siempre lo recordará.

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Holaaaaaa

¿cómo están?, hace mucho que no los veo

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X_Potter1990.