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Los días transcurrían con naturalidad, las horas pasaban sin cesar, y cuando menos lo esperó el día en el que Draco se fuera de su casa había llegado.

Sinceramente aquella semana que pasó junto a él fue lo mejor que pudo pasarle, ambos reforzaron el vínculo familiar que ahora los unía, sintiendo aquella unión entre sobrino-tía que llevarían a partir de ese momento.

Adoraba que Draco la entendiera tan bien, claro, a pesar de que las actitudes que él se tomaba con ella eran un claro ejemplo de que su crianza fue un tanto...difícil no implicaban que fuera irrespetuoso o de otra manera.

Justo en ese instante se encontraba ella ayudándolo a arreglar su baúl, ya que él estaba decidido a llevarse cosas que no le pertenecían.

—Draco, eso es mío.

—A ti no te sirven estas cremas, en cambio a mí sí.

—Devuélvela.

Hizo una mueca, mirándola seriamente.— Alya, esto me sirve a mí más que a ti, me deja mi piel muy humectada y suave, a ti no te funcionó,

Ella rió negando, tomando la crema entre sus manos.— Una que es grande no recibe respeto de los menores, qué decepción.

—Cuando menos lo esperes eso estará en mi baúl.

—Sisi, como digas.— ambos rieron al unísono, sabiendo que ambos bromeaban de esa manera.

Y aunque ella había notado que durante aquella semana el platinado quiso acercarse a ella de una manera que no supo descifrar, creo que en ese momento fue perfecto para atreverse a preguntar.

—Algo ocurre, ¿quieres decirme que es?.

Él le estaba dando la espalda, pero asintió levemente, mientras que cerraba el baúl lentamente.— Es solo que, realmente no quiero irme, es genial estar contigo, me da miedo regresar a Hogwarts.

—¿Es por que tienes la marca?.

El negó lentamente, mirándola.— Es por qué ellos aún creen que asesine a Dumbledore en la torre de astronomía, o bueno, todos saben ir fue Snape quien lo hizo, pero a mí me mandaron a cumplir aquella misión.

—Estabas presionado a cumplirla, no fue tu culpa y nunca lo va a ser.— se acercó al menor para envolverlo en sus brazos, acariciando suavemente su cabellera.— te obligaron a hacerlo, si no dañarían a tu madre, y yo sé que Narcisa es lo que más amas en este mundo lleno de hipocresía y desigualdad.

El platinado tenía sus ojos rojos, indicando que pronto comenzaría a llorar, pero por más que lo esperaba se contuvo, asintiendo a lo que ella le decía.

—La trataron horrible, incluso su propia hermana.— murmuró mientras que suspiraba con fuerza

No respondió, simplemente se limitaba escucharlo, ya que temía decir algo inapropiado y que él se molestase con ella.

Durante unos minutos estuvieron en la misma posición, esperando que el menor pudiera desahogarse por completo con la joven, cuando terminaron decidieron que era mejor comenzar a empacar y una vez listo en baúl, ella le preparó el trasladar directo a la Malfoy Manor.

—Es hora de irme, gracias por acogerme unos días en tu humilde casa.— recalcó la última palabra con una risa.

La mujer negó lentamente.— Bueno, tal vez a la próxima tendré una gran Mansión y podrás tener dos cuartos para ti solo.— bromeó.

Draco asintió, acercándose y abrazándola levemente.— De verdad, gracias tía Alya.

—Para algo está la familia, hurón.

—Ahora ya no me caes tan bien.

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𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐌𝐄, 𝐂𝐔𝐋𝐋𝐄𝐍 ¦ 𝐂𝐀𝐑𝐋𝐈𝐒𝐋𝐄 𝐂𝐔𝐋𝐋𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora