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Nuevo día, nuevos planes.

Se encontraba preparando su desayuno, ya que estaba esperando la pronta visita de Carlisle, quien le había llamado y le había informado que iría por ella para llevarla a un lugar especial para el.

Alya no podía creer todo lo que estaba ocurriendo, tenía un presentimiento bueno, pero aún así los nervios que tenía no la dejaban pensar correctamente.

Tomó la taza de café entre sus manos para darle un pequeño sorbo, aunque no duró mucho, ya que el timbre de su casa fue tocado, por lo que se asustó y terminó derramando un poco de su bebida en ella misma.

—Mierda.— exclamó al ver su mano tornarse un poco roja por lo caliente del café que fue derramado en ella.

Fue rápidamente a abrir, topándose al vampiro rubio con una enorme sonrisa en su rostro.— Buenos días, Alya.

—Buenos días.— respondió con una sonrisa de tonta enamorada.

Carlisle ingresó al hogar de la rubia, yendo directamente a la cocina, ya que por el olor que desprendía el desayuno de la mujer le dio por respuesta que interrumpió su desayuno.

—Lamento llegar tan pronto, es que me ganó el tiempo y no vi bien la hora.

Ella negó suavemente, limpiando el café que se había derramado.— No te preocupes, igual ya estaba por terminar.

—Por cierto, quiero invitarte a salir el día de hoy, es sábado y supongo que tú no tienes planes.

Ella le miró con una pequeña sonrisa, realmente había estado tan sumida en todo el caso que recibió por parte de la Macusa que no se había dado cuenta que ya era sábado.

Asintió levemente, tomando asiento a su lado.— Me parece muy bien, ¿a donde iremos?.

—Tengo planeado un pequeño viaje al bosque, es tranquilo y solo estaremos tú y yo.

—Si fueras un maniático te tendría miedo por querer llevarme al bosque.— rió levemente, observándolo por un momento.

Él negó suavemente, tomando su mano.— ¿Acaso me tienes miedo?.

—Créeme que el miedo no es algo que esté en mi lenguaje, rubio bonito.— sonrió mientras tocaba su mejilla suavemente.— he vivido tantas cosas que simplemente no puedes imaginarlas.

—Me gustaría que me las contaras.— el miró directamente a los labios de la contraria, sintiendo su respiración ser lenta y algo agitada por el momento.

Alya puso su dedo sobre los labios de Carlisle, riendo suavemente y negando.— Tal vez después te cuente todo lo que ha sucedido en mi vida, créeme que necesitaríamos todo un día para conversar todo.

—Tengo toda mi eternidad para escucharte.

—Lo sé.— dijo de manera risueña, besando suavemente su mejilla.— por el momento estamos bien de esta manera.

—Aunque aún me pregunto, ¿las brujas pueden vivir mucho tiempo?.

Ella se encogió de hombros, tratando de recordar.— Bueno, el profesor Dumbledore tenía 115 años, pero él era un mago poderoso claro, creo que las brujas también podemos vivir tanto tiempo, pero realmente no estoy segura.

—¿El profesor Dumbledore?.— preguntó el con confusión.

—Oh, perdona.— sonrió.— no lo conoces, pero él fue uno de los mejores magos que ha pisado esta tierra.

Antes de que Carlisle pudiera responder a ello, una lechuza negra irrumpió en la mesa, sorprendiendo al vampiro.

Cuando él vio como la rubia tomaba la carta que el ave tenía en su pico no pudo negar la curiosidad que en él surgió al ver eso, esperó a que ella terminara de leer lo que venía en el pedazo de papel.

𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐌𝐄, 𝐂𝐔𝐋𝐋𝐄𝐍 ¦ 𝐂𝐀𝐑𝐋𝐈𝐒𝐋𝐄 𝐂𝐔𝐋𝐋𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora