OO1 : ¿me estás cargando?

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Julio 20, 2022

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Julio 20, 2022.
Ciudadela, Tres de Febrero.

Desde que vine a este mundo, mi vínculo con mi tía Graciela fue fuerte. Cuando abrí los ojos por primera vez, ya estaba abrazada a su cariño, casi como si me hubiera adoptado de entrada. Mis primeros años, los pasé pegada a ella, tanto que mi madre pasaba desapercibida. Pero cuando apenas tenía siete años, Graciela se fue a vivir a Argentina y ahí empezó mi calvario.

Mi vieja, un fiasco total, más borracha que tacho de boliche un sábado a la noche. Y mi viejo, un cero a la izquierda, ni él sabe en dónde está parado. Así que cuando me enteré de que había fallecido el marido de mi tía, Gustavo, ni lo dudé. Me desperté con la idea de irme hacia allá para por fin salir de mi casa. Cuando me subí al avión y despegó, fue como sacarme un peso de encima, qué se yo. Con la firma de mis viejos y un permiso para salir de Uruguay, me mandé para Argentina sin mirar atrás.

Fue un viaje cortito, una hora nomás, y después de agarrar un par de trenes, me metí de lleno en el barrio donde vive mi tía. Es el Barrio Ejército de los Andes, o como lo conocen por acá, "Fuerte Apache". No sé mucho de este lugar, pero vi un par de noticias y parece que a veces se pone un poco bravo.

Es pleno invierno, y yo, como una tarada, solo traje una campera de cuero y debajo una remera térmica, pero me estoy congelando. Y para colmo, son las cinco y media de la tarde y está nublado, así que parece que va a anochecer en cualquier momento.

Hay un montón de gente caminando, pero todos me miraban con cara de "ya te cazamos", como si supieran de una que yo soy de afuera. Pensé que encontrar la casa de mi tía iba a ser fácil, pero me llevé una sorpresa al ver lo grande que es todo y lo parecidos que son los edificios. La concha de la lora, me perdí. Me acerqué a lo que parecía ser un kiosco, con una ventana de esas que te atienden desde atrás de una reja. O sea, no te dejan entrar, te mostraban lo que había y los que laburaban te lo alcanzaban. Todo medio bizarro.

—Buenas tardes, disculpe —dije llamando la atención de la mina, que me miró con una ceja en lo alto.

—¿Qué hacés, nena? ¿Te perdiste o qué onda? —me preguntó analizándome con cara de preocupación—. Vení, entra, sos carne de cañón así, pasá —y me abrió la reja, dejándome entrar al rinconcito.

—Vine a ver a mi tía que vive por acá, pero me desorienté y no tengo ni idea dónde está su casa —le expliqué a la mujer.

—¿Y de dónde venís? —se le notaba la intriga por mi presencia en el barrio.

—De Montevideo —a ella se le abrieron los ojos como platos.

—Menos mal que te topaste conmigo, querida. Este lugar no es joda, acá hay que andar con cuidado. Nos conocemos todos y se nota quien es nuevo y quien no, y te digo, si te metías un poco más adentro, terminabas en bolas —la forma en que lo dijo me hizo caer en cuenta de que había sido un golpe de suerte no haberla cagado. —¿Quién es tu tía?

❝𝐂𝐀𝐌𝐈𝐍𝐎𝐒 𝐂𝐑𝐔𝐙𝐀𝐃𝐎𝐒❞   | danilo sánchez (matias recalt)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora