O24 : aftercare.

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Enero 28, 2023Ciudadela, Tres de Febrero

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Enero 28, 2023
Ciudadela, Tres de Febrero.

Abro mis ojos sintiendo un dolor punzante en la parte baja de mi abdomen. Me topo con la mirada del castaño a mi lado, quien permanecía recostado sobre la palma de su mano, observándome con una expresión que me causo ternura. Sus dedos trazaban dibujos sobre mi brazo, y sus labios formaban una sonrisa.

—¿Te sentís bien? —me pregunta con una voz somnolienta, indicando que acababa de despertar.

—Estoy bien —le respondo recostándome boca arriba, tapándome con la sabana, mientras suspiraba. Él imita mi acción y se acuesta de la misma manera. El silencio nos invade, volviéndose un ambiente en el cual ambos estábamos pensativos.

No me sentía mal por lo que había hecho con él, ni mucho menos arrepentida, sino que tenia una sensación rara en mi interior por haber experimentado algo que creí que jamás haría. ¿Pero ahora que somos? ¿Tenemos que formalizarlo?

—¿Queré' hablar? No me gusta estar tan callado —gira su cuerpo a mi dirección y utiliza sus manos de almohada. Suelto una risita y me coloco de la misma forma, haciendo contacto visual nuevamente.

—¿De qué queres hablar? —le pregunto mientras acomodo algunos cabellos de él que estaban dispersos por su rostro.

—¿Te arrepentís? —inquiere con vergüenza, de una forma tímida en la que ni siquiera podia observarme a los ojos.

—¿De qué? —alzo una ceja confundida.

—De lo que pasó.

—No, tranqui —trato de que no se sienta inseguro y le dedico una sonrisa—. No me arrepiento de nada —dejo un suave beso en su frente, y me decido por levantarme de la cama, pero cuando quise hacerlo, siento un dolor en mis piernas. Largué un quejido que no pasó desapercibido por él.

—¿Qué te pasa? —me pregunta riendose. Caigo en cuenta que sigo desnuda cuando siento su mano pasar por mi espalda. En ese momento la vergüenza recorre todo mi cuerpo. Agarro la remera que él tenia puesta y me la coloco.

—Me duele todo, Danilo —giro mi rostro a él con una expresión de molestía, y me percato que mantenía una mueca divertida en su rostro, como si la situación le agradara—. ¿Qué tanto te causa, gil?

—Mirá, ya hasta hablas como yo —me dice orgulloso—. Es que si te veo con mi ropa me da ganas de agarrarte y...

Antes de que siga hablando le pego una trompada con la almohada.

❝𝐂𝐀𝐌𝐈𝐍𝐎𝐒 𝐂𝐑𝐔𝐙𝐀𝐃𝐎𝐒❞   | danilo sánchez (matias recalt)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora