O27 : la pregunta.

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Esperaba ansiosa sentada en mi cama, mirando hacia afuera, aguardando la llegada de la persona que tanto quiero

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Esperaba ansiosa sentada en mi cama, mirando hacia afuera, aguardando la llegada de la persona que tanto quiero. El gran portón de la entrada obstruía mi vista, así que para saber si alguien estaba afuera, tendrían que tocar el timbre. Suspiré con pesadez y me recosté resignada a esperar.

Quizás se arrepintió, o simplemente se olvidó, o tal vez mi viejo flasheó cualquiera y es otro pibe.

Me dirigí hacia la cocina, aburrida, y me encontré con mi papá tomando un café mientras leía el diario, como siempre. Levantó la vista hacia mí, arqueando una ceja.

—Pensé que estabas durmiendo la siesta —me dijo mientras dejaba la taza en el posavasos—. ¿Esperas a alguien?

—Sí, pa, a mi... compañero —contesté abriendo la puerta de la heladera, buscando no sé qué porque sinceramente no tenía hambre, es más, hasta sentía revuelta mi panza de los nervios—. ¿Sobre mamá sabes algo?

—No mucho —volvió a darle un sorbo al líquido—. Solamente me avisó que va a volver hoy en la noche.

Asentí con la cabeza, al tiempo que me sentaba junto a él, para hacerle compañía.

—Hija, quiero que sepas algo —dejó el periódico sobre la mesa, y su semblante se puso serio—. Tu mamá y yo estamos en una situación un poco complicada.

—Sí, ya sé, por lo de tu trabajo.

—No es sólo eso —respondió buscando las palabras justas—. Estamos por divorciarnos.

No me dolió, en cierta parte sabía que esto en algún momento pasaría. Desde que soy más chica veo que las cosas no vienen bien, pero nunca se separaron porque yo quería que estuvieran juntos. Ahora sinceramente me chupa un huevo, que hagan lo que quieran, pero no puedo evitar sentir algo raro en mí, como si una nueva etapa de mi vida fuera a empezar.

—Ah, bien —solté lo más tranquila—. ¿Y cómo va eso?

—Ahí andamos —respondió con la misma tranquilidad que yo—. Ahora es más fácil todo eso, así que seguro que en unos días ya termina todo.

—¿Y vos a dónde te vas a vivir?

—A una casa que queda unas cuadras cerca de acá, así que luego nos vamos a tener que repartir los días que estás conmigo y con ella —me explicó con calma. Después de todo no es tan malo tener dos hogares, ¿no?

En ese momento, sonó el timbre de mi casa, y no puedo explicar cómo mi corazón comenzó a latir con rapidez. Me levanté bruscamente de la silla, y mi viejo hizo lo mismo que yo.

—Voy yo, Clari.

—¡No, no! Voy yo —grité mientras me alejaba, agarrando las llaves del portón y corriendo hacia fuera.

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⏰ Última actualización: Mar 06 ⏰

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❝𝐂𝐀𝐌𝐈𝐍𝐎𝐒 𝐂𝐑𝐔𝐙𝐀𝐃𝐎𝐒❞   | danilo sánchez (matias recalt)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora