Unión

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Ya habíamos destruido algunos monstruos, pero todavía nos quedaban muchos por enfrentar. Al despertar, comimos algo para tener energía; era importante desayunar. Después de terminar, comenzamos a caminar y buscar a los monstruos. Teníamos que matar a todos.

—¿Creen que todo esto vale la pena? —preguntó Liam.

—Pues no, lo único que hacemos es poner nuestras vidas en peligro —dijo Wendy.

—Claro que sí vale la pena. Salvaremos vidas. Nunca tienes que esperar nada a cambio —le respondí a Liam.

—Wendy, ¿qué pasa contigo? Sí, estamos poniendo nuestras vidas en peligro, pero salvaremos a muchas personas —dijo Ale, visiblemente molesto.

—No me pasa nada —dijo Wendy, redondeando los ojos, claramente irritada.

—Vamos, chicos, debemos mantener la calma y concentrarnos en nuestra misión —intervino Egon, tratando de mediar en la tensión.

Seguimos adelante, cada uno lidiando con sus propios pensamientos y preocupaciones. Sabíamos que el camino no sería fácil, pero estábamos decididos a terminar lo que habíamos comenzado. Al cabo de unas horas, habíamos destruido demasiados monstruos; estaba casi seguro de que habíamos acabado con todos.

—Hola... —dijo un chico apareciendo entre los árboles—. Soy Caleb.

—¿Caleb... el hijo del asesino? —susurró Ale, tratando de que Caleb no lo oyera.

—Sí, ese mismo —respondió Caleb; al parecer, sí había oído—. Por lo que veo, quieren destruir a todos los experimentos de mi padre.

—¿Qué quieres de nosotros? —preguntó Liam, confundido.

—Su ayuda —dijo Caleb.—¿Para qué? —preguntó Ale.

—Quiero destruir a mi padre. No en términos de matarlo, a lo que me refiero es que pare de hacer experimentos con personas, que deje de matar —sus ojos se tornaron llorosos—. No puedo ver más gente sufrir.

—Tú también mataste, Caleb. ¿Cómo te creeremos esto? —dijo Wendy, con el ceño fruncido.

—Tienes razón —respondió Caleb, bajando la mirada—. Pero fue contra mi voluntad. Él me obligó. Si no lo hacía, me asesinaría. Tú sabes lo que es supervivencia, ¿verdad? —miró a Wendy, atento a su respuesta.

—Pues sí, te creo —respondió Wendy, asintiendo lentamente.—Yo no —dije, cruzándome de brazos.

—¿Quieres que te lo pruebe? —preguntó Caleb, su voz temblando ligeramente.

—Sí —respondí firmemente—. Quiero pruebas de que realmente quieres detener a tu padre y no estás tratando de engañarnos.Caleb asintió y sacó un pequeño dispositivo de su bolsillo.

—Esto es un localizador —explicó—. Lo robé de los laboratorios de mi padre. Podemos usarlo para encontrar su ubicación exacta y destruir todo su equipo. Les mostraré cómo usarlo. Además, tengo información sobre sus planes y experimentos. Sé que no es suficiente, pero es un comienzo.

—¿Lo seguimos? —me preguntó Ale.—Pues sí, veamos si sus palabras son ciertas.

Empezamos a seguir a Caleb. La verdad no confiaba en él, llegó de la nada pidiendo ayuda, lo cual es sospechoso, pero le daré una oportunidad, le voy a "creer". Al cabo de unos minutos llegamos a una parte del bosque que estaba llena de monstruos.

—Agáchense para que no los vean —nos susurró Caleb, mirándonos con seriedad—. Seguro se preguntan cómo esto me ayudará para que me crean, pero solo miren.Tomó una bomba de su bolsillo y la lanzó hacia los monstruos, haciendo que explotaran en pedazos.

Dos almas conectadas en una banca rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora