06 de Abril

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"Desde ayer no he permitido que me separen de tu lado. Incluso me he quedado dormido con la cabeza cerca de tu mano. Y es que tengo miedo de alejarme por un instante y perderte cuando regrese. Tengo tanto miedo de desperdiciar el tiempo lejos de ti...

Andy vino a verte. Mi hermano es tan sensible... en cuanto te vio, no pudo evitar llorar, así como yo hice cuando entré a tu habitación, y comenzó a llenarme de preguntas, como si yo tuviera todas las respuestas del mundo. Me preguntó cómo fue que terminaste así; por qué te había pasado todo aquello; por qué no despertabas aún; por qué tuve que alejarte de él... 

Primero me vio con enfado; golpeó mi pecho y yo no hice nada más que aguantarle. No podía hacer otra cosa que dejarle hacer... y terminó por recargarse en mi pecho y llorar como niño pequeño.

¿Ves por qué tienes que despertar pronto, Bill? Andrew también te necesita.

Nathaly, la chica que era tu maquillista antes de que Ria tomara su lugar, ha traído algunos libros que te encantaba leer. Lo recuerdo. Recuerdo que te gusta acurrucarte en la cama como niño pequeño y pedir que te lean algunas historias. Recuerdo tu sonrisa al escuchar que la historia tenía final feliz y tus expresiones de sorpresa o miedo frente algunas de las situaciones por las que pasaban los personajes, aunque te supieras ya los cuentos al derecho y al revés.

Le agradecí y, tras retirarse al igual que todos los demás y esperar que Andy se quedara dormido (él también quiso quedarse a tu lado unos días), me dispuse a sentarme en la silla que ocupo desde ayer y comencé a revisar los libros, encontrando un par de historias cortas ilustradas y sonreí triste al leerlas en voz baja. Estaba, en un principio, una leyenda china: la historia de dos amantes que jamás logran reunirse. Se llaman Noche y Día. En las horas mágicas del atardecer y el amanecer los amantes se rozan y están a punto de encontrarse, pero nunca sucede. Dicen que si prestas atención puedes escuchar sus lamentos y ver el cielo teñirse del rojo de su rabia. La leyenda afirma que los dioses tuvieron a bien concederles algún instante de felicidad y por eso crearon los eclipses, durante los cuales los amantes logran reunirse y hacer el amor.

Estaba, también, la historia del ángel y el demonio que se enamoraron... esa que tanto amas a pesar de lo triste que es. Y... no puedo evitar el preguntarme, si por tu mente cruzaba nuestra imagen cuando la leías."

Diario de un Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora