15 de Noviembre

543 74 10
                                    

Hoy me dejaron salir del hospital, por fin. No recuerdo mucho de lo que pasó... vaya, ni siquiera sé cuándo me ingresaron al hospital...

Cuando desperté, hace dos días, Ria estaba sentada a mi lado, dormitando. Giré a todos lados, viendo a Georg y Gustav recargados en la puerta, discutiendo.

— ¡Es que no tenía que haber regresado todavía!
— Cálmate, Gus. Sabes que tiene trabajo y con la escuela...
— Pudo haber pedido unos días más. Bill aún está inconsciente. Si yo fuera él...
— Pero no lo eres —suspiró—. Thomas tiene que regresar, sabes que tiene un hermano que cuidar.
— Pudo haberlo traído con él.
— Ya, ya. ¿Por qué estas tan molesto? Él no provocó nada.
— Pero pudo haberlo evitado. Sabía que no debía dejarlo solo tan pronto...
— Su trabajo, Gus.
— Si, si. El bendito trabajo y la escuela, lo sé.

Ria despertó antes de que pudiera llamarlos. Giré a verla, confundido, y sonrió al verme despierto. Se acercó y me dijo que no me preocupara, que estaría bien. Le pedí que me explicara lo que había pasado conmigo...

— Todo lo que recuerdo es a alguien siguiéndome después de trabajar y luego... nada.
— Después te diré, ¿si? Ahora descanza.
— ¿Qué día es?
— Trece de Noviembre.
— ¿Llevo nueve días dormido y me pides que descance más?

Sonrió,acomodando la almohada.

— Descanzo es lo que más necesitas ahora.

Me dijo que Tom vino en cuanto se enteró que estaba en el hospital; se quedó unos días... y regresó sin decir nada. Cuando venía a verme se quedaba largas horas sentado a mi lado, en silencio. Sin nunca decirme ni una palabra de apoyo; sin flores o regalos, como hacían los demás... Todos le recriminaban eso, menos yo. Yo sabía que él era así: frío, distante... a menos que estuviera con él. Y no lo estaba. Mi cuerpo yacía en la cama, pero yo no estaba ahí. Me había perdido... y no recordaba por qué.

Al día siguiente, me dejaron a solas con el doctor. Le pregunté lo que me había pasado. "Violación" y "una mala alimentación" resonaron con fuerza en mi cabeza, mientras imágenes borrosas de un tipo sin rostro tirándome al suelo a unas calles de mi departamento, cruzaron mi mente. Ahora recordaba haber sido golpeado y haber gritado; recuerdo un gran dolor y después... nada. Todo se había borrado de mi memoria.

Según palabras del doc, gracias a que había pasado días sin alimentarme como debía, mi cuerpo no toleró bien aquello y caí inconsciente. 

Violación... esa palabra me daba miedo. Ya antes me habían tocado sin mi consentimiento... pero jamás habían llegado tan lejos. 

En cuanto llegué a casa, tomé mi móvil y marqué el número de Tom. Necesitaba escucharlo; pedirle que regresara para abrazarme, que me protegiera de esos monstruos que de pronto mi mente creaba... pero no pude decirle. Jamás contestó...

Me dejé caer al suelo, con la espalda pegada al muro, sosteniendo todavía el aparato contra mi oreja... dejando salir unas lágrimas silenciosas.

¿Dónde estaba ahora que lo necesitaba?


Diario de un Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora