9 de Diciembre

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Después de salir con Andy a dar un paseo por las plazas y algunas tiendas, regresamos a casa. Él en seguida se quedó dormido en el sofá, mientras Tom le veía de manera dulce y preocupada.

— No le pasará nada, Tomi. No te preocupes —le abracé por detrás, dejando mi mentón recargado sobre su hombro—. Después de todo, tiene un buen hermano.

Sonrió leve, suspirando.

— Aún así, me preocupa. Cuando me transfieran...
— No me dijiste nada...
— Me transferirán en unos días, Bill. No sé a dónde y no sé qué haré con él. —me separé un poco para verle: se cruzó de brazos y frunció el entrecejo, preocupado.

Tom era publicista... y de los mejores. Esta sería la primera vez que lo transfieran... ¿por qué? Se supone que tenía un trabajo fijo en las oficinas... No veo razón para mandarlo a otro lugar...

Como soy, así de... cobarde y, quizá, "tímido", no le cuestioné nada. Simplemente le abracé de nuevo, tratando de calmarlo.

— Puedes dejarlo conmigo —le sonreí, acariciando su mejilla—. Si estás de acuerdo en cambiarlo de escuela y que se quede aquí, claro.
— No lo sé... ¿no te meterá en muchos problemas ? No quiero que se arruine tu paz por cuidar de él, pequeño.

Reí leve, girando a ver a Andy. Él no podría causarme problemas. Quería decirle que su hermano no me causaría tantos dolores de cabeza como los que él me había causado (jajaja), pero me quedé callado, dejando salir una risilla de mis labios.

— Anda, deja que se quede. Estaremos bien. —le besé tiernamente la comisura y me separé despacio, caminando a la habitación.

Estaba buscando alguna muda de ropa para ir a ducharme, cuando Tom entró y se quedó parado a unos pasosa mis espaldas.

— ¿Me dejarás acompañarte?

Me acerqué a él para tomarle del cuello de la camisa y tirar suavemente, llevándolo conmigo.

No... no creo que tenga que detallar lo que hicimos bajo el chorro de agua, ¿verdad? Fue... fue algo... maravilloso. Me pedía entre susurros a mi oído que dijera su nombre y le dejara escuchar mis gemidos mientras me tenía contra el muro... pero... no podía dejar que mi voz inundara el baño... no. Podríamos despertar a Andy y... no quiero imaginarme la cara que pondría. No...

Ahora. ahora él está dormido a mi lado. Se ve tan dulce...

Dime, Tomi, ¿por qué nunca me cuentas tus cosas?

Diario de un Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora